lunes, enero 21, 2008
LA PATRIA VOTÓ
Sí, la Patria votó. Porque nadie puede negar que más del 96 por ciento de los cubanos hayan asistido a las urnas y el una cifra superior al 91 por ciento lo haya hecho UNIDO, da argumentos suficientes para desacreditar las más acérrimas críticas y valoraciones promovidas por los grandes medios en campaña anticubana archiconocida por los internautas.
Sí, CUBA votó por su dignidad, por la vida de todos sus hijos y por la esperanza de millones de personas de todas las latitudes que han visto en el socialismo y en el modelo cubano, una solución a sus problemas de ingobernabilidad, antidemocracia y estancamiento social.
Tenemos una sociedad perfectible, pero justa y humana; digna, hermosa, solidaria e internacionalista que comparte lo que tiene, no lo que le sobra como ya ha precisado nuestro Comandante en Jefe en múltiples oportunidades.
Esta realidad que mostramos con sano orgullo hoy es para los incrédulos, para los que solo ven del sol sus manchas y desestiman su luz y el calor. Causan lástima a los que poco necesitan para ser gigantes como lo ha hecho nuestro pueblo a pesar de la guerra de todo tipo que recrudece el imperialismo contra nuestro país, propuesto a desmovilizar el pensamiento revolucionario e imponer sus paradigmas.
Enfrentando todo tipo de desafíos, en esta segunda fase de las eleccciones generales en Cuba,
LA PATRIA VOTÓ.
sábado, enero 19, 2008
EL VOTO UNIDO DE LA CONCIENCIA
- Para los que en diferentes latitudes se arrogan el derecho de blasfemar acerca del ejercicio de la democracia en Cuba y que nosotros, como corderos, vamos y hacemos lo que los jefes mandan sin hacer valer nuestro criterio, nuestra conciencia y nuestros derechos, le reproduzco hoy, a menos de 24 horas de hacer realidad el ejercicio del voto de los cubanos para elegir a los Diputados al Parlamento y a los Delegados a las Asambleas Provinciales del Poder Ppular, las palabras del Comandante en Jefe cuando el 29 de diciembre de 1993 se refirió a este tema:
Que cada uno se sienta libre y actúe por conciencia
"No tendría valor un voto unido que se haga sin comprender la razón de ser.
Hay que comprenderlo, hay que estar conscientes. No se puede apelar al sentido de la disciplina y no puede ser una consigna, tiene que ser una convicción de la gente que calza muchas de las mejores cosas que tiene nuestro sistema electoral. Hay que convencer a cada revolucionario, a cada compatriota, no con la ilusión de que el ciento por ciento lo va a hacer. "Hay quienes dicen que cada ser humano es un mundo; pero, bueno, lo que importa es que cada uno se sienta libre y actúe por conciencia, porque esté persuadido de que debe hacerlo.
Si hay quien no quiere votar por alguno, está en su pleno derecho de no votar por alguno. Tiene derecho a votar por todos, por varios, por uno o por ninguno, debe sentirse realmente libre el ciudadano.
"El valor del voto unido es que exige un trabajo de persuasión, de educación, de formación, y es una apelación a la conciencia, no a la disciplina, (...)".
Hay que comprenderlo, hay que estar conscientes. No se puede apelar al sentido de la disciplina y no puede ser una consigna, tiene que ser una convicción de la gente que calza muchas de las mejores cosas que tiene nuestro sistema electoral. Hay que convencer a cada revolucionario, a cada compatriota, no con la ilusión de que el ciento por ciento lo va a hacer. "Hay quienes dicen que cada ser humano es un mundo; pero, bueno, lo que importa es que cada uno se sienta libre y actúe por conciencia, porque esté persuadido de que debe hacerlo.
Si hay quien no quiere votar por alguno, está en su pleno derecho de no votar por alguno. Tiene derecho a votar por todos, por varios, por uno o por ninguno, debe sentirse realmente libre el ciudadano.
"El valor del voto unido es que exige un trabajo de persuasión, de educación, de formación, y es una apelación a la conciencia, no a la disciplina, (...)".
domingo, enero 13, 2008
jueves, enero 10, 2008
CUBA por encima de cualquier nombre
Por Pedro Blanco Oliva
Una simple lectura del artículo de Ramón Sánchez Parodi, publicado en el diario Granma el pasado 5 de enero, bajo el título: En los caucuses de Iowa hubo una “revuelta”, pone de relieve la superioridad del sistema político cubano sobre las llamadas democracias representativas de los países capitalistas.
Lo primero que marca la deferencia es la postulación de los partidos de sus candidatos y la lucha intestina entre los del mismo bando.
La otra, la fortuna que deben tener los pretendientes para mantener una campaña propagandística que en estas presidenciales se perfilan como las más costosas.
Ya en fecha tan lejana como el 9 de mayo de 1885 en un comentario referido al tema enviado al periódico La Nación de Buenos Aires, el más universal de todos los cubanos señalaba: “…Es recia, y nauseabunda, una campaña presidencial en los Estados Unidos. Desde Mayo, antes de que cada partido elija sus candidatos, la contienda empieza. Los políticos de oficio, puestos a echar los sucesos por donde más les aprovechen, no buscan para candidato a la Presidencia aquel hombre ilustre cuya virtud sea de premiar, o de cuyos talentos pueda haber bien el país, sino el que por su maña o fortuna o condiciones especiales pueda, aunque esté maculado, asegurar más votos al partido, y más influjo en la administración a los que contribuyen a nombrarlo y sacarle victorioso”.
Y hasta una que otra afiliación religiosa, descontando claro, los chismes y posiciones ante cualquier acontecimiento trivial, cuenta.
Nosotros en cambio, y no hay peor ciego que él que no quiera ver, el único partido heredero del Partido revolucionario Cubano fundado por Martí para juntar y amar; no postula ni hace propaganda en las elecciones.
Aquí resulta intrascendente que te llames Barack Obama, Hilary Clinton, Michael Huckabes o José Rodríguez. Sólo cuentan las actitudes, los valores de honestidad y el sacrificio que supone servir al pueblo, sin cobrar nada por ello.
Por eso lo del voto unido, que no es capricho de nadie, es ser consecuente con un actuar que se aproxima a los 50 años, frente a una potencia imperialista que se ha empeñado todo el tiempo en dividirnos.
Ante tal desafío a los cubanos de hoy no les queda otra alternativa el venidero 20 de enero, cuando elijamos a los Diputados a la Asamblea nacional del Poder Popular, que ceñirnos a la máxima del Apóstol cuando sentenció: Quien se levanta hoy por Cuba, se levanta para todos los tiempos.
Lo primero que marca la deferencia es la postulación de los partidos de sus candidatos y la lucha intestina entre los del mismo bando.
La otra, la fortuna que deben tener los pretendientes para mantener una campaña propagandística que en estas presidenciales se perfilan como las más costosas.
Ya en fecha tan lejana como el 9 de mayo de 1885 en un comentario referido al tema enviado al periódico La Nación de Buenos Aires, el más universal de todos los cubanos señalaba: “…Es recia, y nauseabunda, una campaña presidencial en los Estados Unidos. Desde Mayo, antes de que cada partido elija sus candidatos, la contienda empieza. Los políticos de oficio, puestos a echar los sucesos por donde más les aprovechen, no buscan para candidato a la Presidencia aquel hombre ilustre cuya virtud sea de premiar, o de cuyos talentos pueda haber bien el país, sino el que por su maña o fortuna o condiciones especiales pueda, aunque esté maculado, asegurar más votos al partido, y más influjo en la administración a los que contribuyen a nombrarlo y sacarle victorioso”.
Y hasta una que otra afiliación religiosa, descontando claro, los chismes y posiciones ante cualquier acontecimiento trivial, cuenta.
Nosotros en cambio, y no hay peor ciego que él que no quiera ver, el único partido heredero del Partido revolucionario Cubano fundado por Martí para juntar y amar; no postula ni hace propaganda en las elecciones.
Aquí resulta intrascendente que te llames Barack Obama, Hilary Clinton, Michael Huckabes o José Rodríguez. Sólo cuentan las actitudes, los valores de honestidad y el sacrificio que supone servir al pueblo, sin cobrar nada por ello.
Por eso lo del voto unido, que no es capricho de nadie, es ser consecuente con un actuar que se aproxima a los 50 años, frente a una potencia imperialista que se ha empeñado todo el tiempo en dividirnos.
Ante tal desafío a los cubanos de hoy no les queda otra alternativa el venidero 20 de enero, cuando elijamos a los Diputados a la Asamblea nacional del Poder Popular, que ceñirnos a la máxima del Apóstol cuando sentenció: Quien se levanta hoy por Cuba, se levanta para todos los tiempos.