jueves, febrero 23, 2006

ESTADOS UNIDOS JUEGA LA PELIGROSA CARTA DE LA PROVOCACIÓN

Estados Unidos sigue jugando la peligrosa carta de la provocación y la injerencia en su errática política exterior hacia Cuba y el resto de América Latina, según parecen demostrar sus propias acciones.
Un análisis de pronunciamientos y decisiones de Washington en las últimas semanas y meses confirma la anterior aseveración y muestra que la administración del presidente George W. Bush está desconcertada pero también agresiva por el panorama regional que enfrenta.
En el caso cubano, la protección evidente de las autoridades estadounidenses a los elementos que trafican con seres humanos entre las costas cubanas y La Florida dió lugar hace menos de 48 horas al nuevo incidente denunciado por Cuba.
Estados Unidos cargó a su cuenta una nueva víctima durante la salida ilegal protagonizada el pasado lunes y organizada en territorio norteamericano como un lucrativo negocio y un instrumento publicitario contra la revolución cubana.
Este tipo de hechos, reiterado siempre con la participación de lo peor de los grupos terroristas enclavados en Miami, luce encaminado, como denunciara Cuba, a tratar de hacer trizas el acuerdo migratorio bilateral y los vínculos diplomáticos existentes.
Pero una estrategia de ese tipo, estimuladora de la emigración ilegal a cambio de réditos políticos, ignora intencionalmente su costo en vidas humanas alimentado alegremente por quienes se proclaman continuamente defensores de los derechos humanos.
La provocación genera groseras violaciones a la soberanía de otras naciones como la ocurrida con México por la expulsión de un hotel de una delegación cubana en un fracasado intento de evitar que se hablara de negocios y buenas relaciones con empresarios de Estados Unidos.
A la impotencia demostrada por Washington en este caso se unió el rechazo del pueblo mexicano a la fallida maniobra, un poco demostrativa de la ira estadounidense ante un simple diálogo sobre entendimientos comerciales y cooperación.
Mientras tanto, la complicidad de Estados Unidos con el terrorismo hace que trate de ganar tiempo en el caso de Luis Posada Carriles, el principal terrorista de América Latina, manteniéndolo bajo su cuidado y dilatando todo intento de juzgarlo por sus crímenes.
Y esa misma complicidad es la que alarga la prisión de los cinco cubanos antiterroristas encarcelados en territorio de ese país, quienes -señaló el presidente del Parlamento cubano, Ricardo Alarcón- son pruebas vivientes de esa culpable colaboración.
En el mismo capítulo negativo escenificado por la administraciòn Bush puede colocarse la abierta y ultima injerencia del Departamento de Estado en los asuntos internos haitianos, igualmente coronada con el fracaso.
Fué pública la intención de impedir la elección de René Preval como presidente de ese país, culminada en la derrota del plan debido a la movilización popular desarrollada en protesta por el programado fraude.
Si a ello se une la negativa de Brasil y Chile a participar en un frente contra la revolución venezolana, anunciado por Condoleezza Rice, la secretaria de Estado de Bush, se comprueba que ese gobierno ya no puede imponer fácilmente su voluntad en América Latina.
De esta forma, la decisión de acudir a las provocaciones e intervenciones ilegales como instrumento de dominación sobre otros Estados no arroja ya las ganancias previstas, sin dejar de ser extremadamente peligrosa para la paz.

Javier Rodríguez
Prensa Latina

No hay comentarios: