sábado, marzo 04, 2006
José Martí, un día como hoy
Por Sergio Rivero Carrasco
Un día como hoy, cuatro de marzo pero de 1870, José Martí es condenado a seis años de prisión por un Consejo de Guerra español, acusado del delito de infidencia o alta traición.
Lo anterior se produce porque en septiembre de 1869 los miembros del denominado Cuerpo de Voluntarios habían ocupado en un registro efectuado en la casa de Fermín Valdés Domínguez una breve carta firmada por Martí y Fermín, en la que enjuiciaban a un ex condiscípulo suyo por haberse enrolado en esa fuerza militar auxiliar al servicio del régimen colonial español y por tanto, traicionó a la Patria.
En la misiva decía:
Sr. Carlos De Castro y De Castro.
Compañero:
¿Ha soñado Usted alguna vez con la gloria de los Apóstoles?
¿Sabe cómo se castigaba en la antigüedad la Apostasía?
Esperemos que un discípulo de Rafael María de Mendive, no dejará sin contestación esta carta.
Por esa causa fue detenido primero Fermín y después Martí y ambos también juzgados. En la vista oral al preguntarle el letrado si era el autor de la carta, respondió con energía: “Yo la escribí, eso no ofrece ninguna duda; está claro” y expuso con su cortante verbo todos los argumentos que lo motivaron a redactarla.
Una vez más demostró el joven Martí su entereza, la solidez de sus convicciones e inigualables valentía y entrega a las causas justas.En esa misma fecha de 1882 publica en La Opinión Nacional, de Caracas, sus crónicas sobre Nueva York en las que comenta de forma crítica las peleas entre hombres: “se embisten como toros, apuestan a la fuerza de su testuz, se muerden y se desgarran en la pelea y van cubiertos de sangre, despobladas las encías, magulladas las frentes (...) a recibir entre la turba que vocea (...) el saco de moneda que acaban de ganar en el combate”.
No hay mejor material para conocer la vida neoyorquina que las crónicas de Martí. Pocos como él pudieron calar tan profundo en la sicología del pueblo norteamericano y la bestialidad a que eran sometidos sus hijos por el capitalismo devorador , dejando su huella, cual cronista sencillo y honesto, que padeció de hambre y frío en aras de gestar la revolución de 1895.
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