Por Alfredo Boada.
Tomado de Cuba Debate
El plan del gobierno de George W. Bush para derrocar a la Revolución cubana y neocolonizar la nación caribeña se encamina hoy a los dos años de iniciado sin alcanzar sus propósitos.
La denominada "Comisión para asistir a una Cuba libre", dada a conocer el 6 de mayo de 2004 por el propio presidente estadounidense, intenta legitimar en 458 páginas una doctrina para cambiar el sistema social y político en la mayor de las Antillas.
Mientras la Casa Blanca maximiza sus intentos en esa dirección, el pueblo cubano une a su capacidad de resistencia militar, ideológica y política, un esfuerzo en su desarrollo que le encamina hacia la superación de las dificultades ecónomicas.
Washington lo intentó todo hasta hoy por anexarse a la Perla del Caribe: desde la compra de la Isla a España y obstaculizar la lucha por la independencia hasta intervenir en la guerra cubano-española de finales del siglo XIX para apoderarse del país.
El triunfo revolucionario de 1959 acabó con medio siglo de dominio norteamericano, e inició un profundo proceso popular para sacar a los cubanos del atraso, el hambre, el desempleo, la incultura y la insalubridad.
La adopción de medidas revolucionarias para favorecer al pueblo fue respondida con la agresividad de Washington, que no se conformó nunca con la pérdida del dominio económico y político sobre la Isla.
Entonces la Casa Blanca estableció su bloqueo económico, comercial y financiero que tiene ya casi medio siglo, y organizó la derrotada invasión por Playa Girón, entre otras tantas agresiones.
En tiempos más recientes, Washington dictó las leyes Torricelli y Helms-Burton, que estrecharon aún más su cerco, y aprobó ese plan de transición violenta para destruir la Revolución.
Esta vez Estados Unidos no mantiene en secreto sus acciones, y como parte de su escalada hizo pública su estrategia contra la Isla.
Washington propone 49 medidas inmediatas para derrocar al gobierno cubano a corto plazo, y hasta nombró un supuesto gobernador de la Isla para coordinar las acciones.
El incremento del financiamiento de la subversión interna y la política de involucrar a organizaciones no gubernamentales y terceros países, como la República Checa y otros, en su campaña propagandística anticubana están entre los puntos de la nueva agenda.
A través de la Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos (USAID), la Casa Blanca dedica 36 millones de dólares a los grupos opuestos a la Revolución en Cuba. Los fondos para la sedición y la propaganda anticubana ascienden a 59 millones de dólares.
Washington también persigue minimizar la obra social cubana, y planea desmantelar las conquistas del Socialismo para restablecer el régimen capitalista como condición a la anexión de la nación isleña.
Pero ya Cuba derrotó el proyecto de aislamiento internacional y tiene hoy relaciones diplomáticas con 178 de los 191 países miembros de la ONU.
La mayor de las Antillas lleva a cabo igualmente una revolución en el campo energético que le reportará en poco tiempo varios miles de millones de dólares en concepto por ahorro de combustibles mientras establece medidas que mejoran la calidad de vida de su población.
Los cubanos continúan también su labor solidaria con otros pueblos, y llevan a cabo junto a la República Bolivariana de Venezuela la Operación Milagro, para salvar la visión de manera gratuita a miles de pacientes sin recursos del Tercer Mundo.
Desde sus inicios, la Revolución realiza imnumerables acciones de contenido humanista, en la cual descollan decenas de miles de profesionales y técnicos de la salud que salvan vidas en 97 países de Asia, Africa y América Latina.
El gobierno cubano fundó la Escuela Latinoamericana de Medicina, que graduó ya sus primeros mil 610 médicos, procedentes de América Latina e incluso de Estados Unidos. Actualmente cursan Medicina en la Isla más de 12 mil estudiantes de origen humilde de 83 países.
Como parte de su obra social, Cuba formará en sólo 10 años más de 100 mil médicos para el mundo, bajo una concepción humanista de conciencia, ética y solidaridad.
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