Escasos días separan a los estadounidenses del quinto aniversario de los funestos atentados del 11 de septiembre de 2001, los que marcaron el inicio del uso de las amenazas a la seguridad nacional como una justificación, deja claro un despacho de Prensa Latina fechado hoy.
Funestos porque desde entonces comenzó una era diferente en la historia universal, en la que los derechos cedieron lugar a la política de fuerza justificada con el temor al terrorismo.
A partir de ahí, el debate sobre el delicado equilibrio entre la salvaguardia de las libertades civiles y la lucha contra el terrorismo se intensificó en Estados Unidos.
La llamada Ley Patriótica, aprobada por el Congreso estadounidense presionado por el gobierno al amparo de los atentados, se convirtió en patente de corzo para violar derechos enarbolando los peligros del terrorismo.
Desde las acciones atribuidas por Washington a Al Qaeda y a Osama Bin Laden, afloran con frecuencia datos sobre programas secretos conducidos por el gobierno en nombre de la seguridad nacional.
El escándalo de las escuchas telefónicas ordenadas por la Casa Blanca sin la debida autorización judicial conmocionó en esta etapa a los norteamericanos.
Los defensores de los derechos civiles han exigido investigar versiones de que las compañías telefónicas han entregado transcripciones de llamados telefónicos de ciudadanos ordinarios para formar una base de datos de la Agencia Nacional de Seguridad.
Si los escándalos fueron una moda en estos cinco años de gobierno del presidente George W. Bush, no menos importante fue la utilización de las amenazas a la seguridad nacional como un argumento para justificar políticas.
Según el financista George Soros, "desgraciadamente, el público estadounidense aceptó de forma acrítica la metáfora de la guerra como la reacción ante el 9/11".
Plantea Soros, un tenaz critico de la política gubernamental, que aún cuando está generalizado el reconocimiento de que la agresión contra Iraq fue un error, la "guerra contra el terrorismo" sigue siendo el marco al que la política estadounidense debe ajustarse.
En la actualidad, Bush, blanco de ácidas críticas, intenta capitalizar el aniversario del 11/9 y se apresta a desarrollar una amplia agenda para conmemorar el desastre.
Según la portavoz de la Casa Blanca, Dana Perino, el gobernante planea visitar todos los sitios involucrados en el más mortal ataque ocurrido en suelo estadounidense.
Washington, Nueva York, Pennsylvania serán lugares de peregrinación en la agenda presidencial.
Perino aseguró que su jefe podría realizar un "viaje adicional" en el quinto aniversario de los ataques, cuyos detalles no anunció pero que sus críticos ubican en una pequeña escuelita donde se enteró de los ataques.
Mientras, Bush prepara la escena para la celebración. El jueves último pronunció un discurso sobre la guerra contra el terrorismo en Salt Lake City, Utah.
La víspera, en medio de un agrio debate sobre el tema de Iraq y la lucha contra el terrorismo, el mandatario habló en la Medical Officers Association of America, en Washington.
Recientemente, los demócratas presentaron un documento en el que descalifican a la Casa Blanca por la conducción de la seguridad norteamericana.
Titulado "Los neo-conservadores: el récord de Defensa de Bush en números", el texto analiza los 5 años y medio del actual gobierno republicano en "siete áreas claves" de su política de seguridad.
El análisis critica la estrategia militar del Pentágono en Iraq y sostiene que el país ahora es menos capaz de pelear y ganar la guerra contra el terror, pese a lo que argumente Bush.
Según el líder opositor Harry Reid bajo Bush y el Congreso republicano, la nación es menos segura, enfrenta grandes amenazas y no está preparada para el mundo peligroso en que vivimos".