La Revolución Socialista en Cuba ha tenido como uno de sus mayores paradigmas la atención a la niñez y la juventud, su protección física, mental, espiritual, a partir de principios básicos de la educación y la cultura como elementos inherentes a la existencia del cubano.
Una indiscutible voluntad política ha caracterizado estos 47 años de Revolución que echaron por tierra todos los horrores de la explotación neocolonial y del dominio yanqui sobre la Isla, en la que un niño, si no era rico, era negro y aún blanco, si no provenía de una familia con influencias, sencillamente tenía menos valor que un perro y en ese orden de cosas se desarrollaba su consideración en la sociedad.
Tal es la trágica situación que vive la niñez en el planeta y sobre todo nuestro continente donde millones de niños no conocen de alimentos diarios, de un techo donde dormir y menos de una escuela donde estudiar.
Duermen en los parques, debajo de las carpas de los mercados o en terminales, viven del robo, la mendicidad o la prostitución. La calle, más que su familia, se ha convertido hoy en su verdadero hogar.
Los niños de la calle son los grandes olvidados de Centroamérica. En cualquier ciudad es común ver menores que limpian parabrisas, lustran zapatos, hacen de payasos en los semáforos o piden limosnas en los ómnibus.
Sin protección, ni control por parte de adultos, la mayoría se drogan con pegamento para escapar del dolor, el hambre y el desamparo, la tasa de embarazos es alta, como también lo son enfermedades como el SIDA, la tuberculosis y el parasitismo.
Tratar de sensibilizar a los gobiernos y a la sociedad en general sobre la necesidad urgente de prestar atención a este fenómeno fue el propósito que reunió la última semana en la capital guatemalteca a expertos de Centroamérica y México.
"En toda la región los problemas que llevan a los menores a abandonar sus hogares son los mismos: pobreza extrema, violencia intrafamiliar y, sobre todo, falta de políticas gubernamentales para una atención integral", declaró Leonel Dubón, de Casa Alianza.
Estos niños, traumatizados por la situación sufrida en sus casas, llegan a la calle, un lugar que no es el adecuado para vivir, y siguen siendo violentados, denunció Dubón.
En declaraciones a Prensa latina, afirmó que sólo en Guatemala existen más de cinco mil menores que dependen de la vía pública para sobrevivir, la mayoría de los cuales se encuentran concentrados en la capital.
Sucios y harapientos y con su bola de pegamento en la mano, muchos buscan cartones, objetos para vender, o incluso, comida en los basureros, otros deambulan por los mercados, parques o terminales y algunos suben a los buses a pedir dinero.
"Es importante ver esto como un problema regional y, sobre todo, establecer políticas de prevención en todos nuestros países", declaró el Comisionado Presidencial para los Derechos Humanos en Guatemala, Frank La Rué.
El problema requiere una solución integral, que vaya a la raíz, la pobreza y la desigualdad social, incluya medidas de prevención e involucre al Estado y todos los sectores en la puesta en marcha de políticas públicas para garantizar a los niños una vida digna.
Estos son problemas resueltos en Cuba desde el propio origen de la Revolución que solo en un año eliminó el analfabetismo, libró la campaña por el sexto grado y después por el noveno grado y la enseñanza media superior.
La Revolución avanza en torno a la Cultura General Integral de los cubanos como esencia de la Independencia y la identidad. Así adquiere dimensiones inusitadas al tener el estudio como trabajo y universalizar la Educación Superior donde más de un millón de cubanos se encuentra matriculado en más de seis especialidades humanísticas en las Sedes Universitarias Municipales y seguimos.