Todos conocemos por la regularidad de las acciones golpistas que señorearon en el siglo XX americano, en las que unido al golpe militar en un país, los sicarios de manera simultánea y como parte de la estrategia, realizaban el golpe mediático. En el caso de Honduras no ha sido una excepción, al punto de que la televisora estatal fue cerrada casi a la misma hora de producirse el porrazo, para que no pudiera mostrar a la población ni al mundo lo que allí acontecía.
No fue accidental por tanto, que se cortara la comunicación de los canales internacionales principalmente CubaVisión Internacional y Telesur, y que las emisoras de radio fueran atacadas y otras destruidas como sucedió a Radio Progreso en el día de hoy, al ser clausurada por los militares golpistas.
Ahora lo que se está transmitiendo para la población y para el mundo es clandestino por las amenazas a que han sido sometidos mientras que las televisoras y emisoras privadas, al servicio de oligarcas y paramilitares, se dedican a las novelas, tiras cómicas, muñequitos, como si en ese país no estuviera sucediendo nada .
Vale destacar que la televisora Telesur, con gran valentía y profesionalidad, ha mantenido el protagonismo a pesar de la represión a que han sido sometidos sus periodistas por hacer valer la verdad y denunciar con fortaleza la violencia, el acoso, la ilegalidad, el usurpación a la democracia y la acción fascistoide el gobierno de facto. No menos pudiéramos decir de toda la prensa digital cubana que desde los primeros momentos, minuto a minuto ha estado informando al mundo, con toda la veracidad, de todo cuanto allí acontece.
No hay peor ciego que el que no quiera ver y eso le sucedió a la CNN en español, la que muy intencionalmente y para tratar de demeritar la intervención del legítimo presidente hondureño José Manuel Zelaya durante su intervención en Naciones Unidas, vinculó sus imágenes con lo que le hemos llamado “el show”.
Goriletti, como se le ha dado a llamar presidente ilegal de honduras, organizó en un parque de Tegucigalpa una acción de apoyo al “nuevo gobierno instaurado” y de condena y repulsa a la restauración de los derechos a Zelaya, reconocido y demandado por organizaciones, organismos, gobiernos y personas civiles de todo el planeta.
Esos personajillos que allí se encontraban pertenecen a las clases acaudaladas o beneficiadas de los partidos de derecha, que en todo momento han pretendido censurar la acción del gobierno. No es casual que ahora se presten a montar el show para apoyar a los seguidores de Pinochet en Honduras, bien uniformados, pertrechados, hasta con carteles en inglés, a la usanza de las clases separadas del pueblo.
Tampoco es casual que aunque el presidente Obama se canse de repetir su reconocimiento al presidente electo y el restablecimiento de la democracia en ternera persona, sin compromisos y sin recibir a Zelaya en Estados Unidos, la congresista Ileana Ros-Lehtinen, connotada contrarrevolucionaria apoyó abiertamente el golpe y reconoció a los goriletistas y destacó, según medios norteamericanos, que “las fuerzas militares de Honduras respetaron la Constitución” al remover al presidente José Manuel Zelaya del poder.
Tan parecidas esas declaraciones a un cómplice o simpatizante, solo puede venir de la misma calaña de los autores.
Un Golpe mediático y un show, se han escenificado en el país centroamericano en contra de la voluntad de la mayoría de sus hijos que, bien distantes de los beneficios de la oligarquía, se disponían el domingo a luchar en las urnas por hacer realidad sus esperanzas de equidad, justicia y bienestar.
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