domingo, julio 12, 2009

Siguen los trapos sucios en la tendedera de los golpistas

El sitio digital Cubadebate publica hoy una información demostrativa que de al general Romero Vásquez de casta le viene al galgo ser rabilargo, como reza en el viejo refrán. Un golpista, infractor y usurpador de la Constitución no podía ser inmaculado sino un perfecto ladrón profesional.

El hoy comandante del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas hondureñas, que se anotó el punto de secuestrar y expulsar del país al Presidente constitucional José Manuel Zelaya, es de lo más representativo de la delincuencia. Fue arrestado y encarcelado en febrero de 1993 como cabecilla de una pandilla internacional de ladrones de carros. Antes robaba carros y ahora se roba el poder. Este fue el mismo personaje que después del golpe de estado técnico Zelaya destituyó de su cargo y después encabezó la asonada.

El artículo que publicó el periódico El Heraldo de Hondura expresa que 11 de los miembros de la “Banda de los Trece” fueron encarcelados, entre ellos Vásquez, quien se apropió de más de 200 vehículos para venderlos en países vecinos.

Otro periódico de la capital hondureña “La Tribuna” señala que: “Once personas detenidas por su supuesta participación en el robo de unos 200 automóviles de lujo, así como 12 de los 19 carros decomisados como prueba de convicción por la Dirección Nacional de Investigaciones (DNI), fueron puestas ayer a la orden del Juzgado de Letras Primero de lo Criminal de Tegucigalpa”, y precisa además “dos diputados tienen en su poder carros robados”.

Como pueden ver, el diablo los junta. Este personaje es el que encabeza el golpe de estado por los militares, elije a Micheletti como presidente y él ladrón de carros de lujo queda como General en Jefe de las Fuerzas Armadas de Honduras.

Hay más que decir de este monstruo, ya que su preparación terrorista se realizó en la Escuela de las Américas, esa academia militar yanqui, en la que como alumno aventajado, aprendió las excelentes técnicas de torturas, de desaparición, asesinato y desaparición de personas, muy empleadas durante muchos años allí, en Nicaragua y en otros países de Latinoamérica.
El pandillero internacional de ladrones de carros devenido por obra y gracia de la más rancia oligarquía hondureña como comandante de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas fue, “casualmente” uno de los asistentes a la embajada norteamericana en Tegucigalpa unos días antes y se cree que fue donde aprendió cómo realizar el golpe de estado a Zelaya.

No hay vergüenza. Los golpistas se desmoronan.

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