Tomado de Cubadebate
La llegada al poder del Presidente Obama en Estados Unidos en 2008
marcó una ruptura de estilo respecto a la anterior administración Bush
hacia Cuba. No obstante, salvo el levantamiento de algunas restricciones
relativas a los viajes, las sanciones económicas siguen aplicándose,
incluso de modo extraterritorial. He aquí algunos ejemplos recientes.
Durante su campaña electoral en 2007, el entonces candidato Barack
Obama hizo una lúcida constatación sobre el carácter obsoleto de la
política de Estados Unidos hacia Cuba. Una vez elegido, declaró su
voluntad de buscar “un nuevo comienzo con Cuba”. “Creo que podemos
llevar la relación entre EE.UU. y Cuba en una nueva dirección y lanzar
un nuevo capítulo de acercamiento que continuará durante mi mandato”,
subrayó.
Obama había denunciado la política de su predecesor hacia Cuba, el
cual había limitado fuertemente los viajes de la comunidad cubana de
Estados Unidos. “Se trata a la vez de una cuestión estratégica y
humanitaria. Esta decisión [...] ha tenido un impacto profundamente
negativo sobre el bienestar del pueblo cubano. Otorgaré a los
cubanoamericanos derechos ilimitados para visitar a sus familiares y
mandar dinero a la Isla”, se comprometió.
Obama cumplió su palabra. En abril de 2009 anunció el levantamiento
de algunas restricciones que afectan a los cubanos que viven en Estados
Unidos y que tienen familiares en la isla, que entró en vigor el 3 de
septiembre de 2009. Desde entonces pueden viajar a su país de origen sin
ningún obstáculo (en vez de catorce días cada tres años) y mandar
remesas ilimitadas a sus familias (en vez de cien dólares al mes).
Aplicación extraterritorial de las sanciones económicas contra Cuba
No obstante, Washington no ha vacilado en aplicar las sanciones
económicas, incluso de modo extraterritorial, violando así gravemente el
derecho internacional. En efecto, éste estipula que las legislaciones
nacionales no pueden ser extraterritoriales, es decir aplicarse fuera
del territorio nacional. Así, la ley brasileña no puede aplicarse en
Argentina. Del mismo modo, la legislación venezolana no puede aplicarse
en Colombia. Ahora bien, la ley estadounidense de las sanciones
económicas contra Cuba se aplica en todos los países del mundo.
En efecto, en junio de 2012, el banco neerlandés ING recibió la más
importante sanción jamás dictada desde el inicio del estado de sitio
económico contra Cuba en 1960. La Oficina de Control de Activos
Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro sancionó a la institución
financiera con una multa de 619 millones de dólares por realizar, entre
otras, transacciones en dólares con Cuba, a través del sistema
financiero estadounidense, entre 2002 y 2007.
El Departamento del Tesoro también obligó al banco neerlandés a
romper sus relaciones comerciales con Cuba y anunció que “ING aseguró a
la Oficina de Control de Activos Extranjeros que había puesto fin a las
prácticas que llevaron al acuerdo de hoy”. Así, Washington prohibió a un
banco europeo toda transacción comercial con Cuba.
El gobierno cubano denunció esta nueva aplicación extraterritorial de
las sanciones económicas, las cuales, además de impedir todo comercio
con Estados Unidos (excepto las materias primas alimenticias),
constituyen el principal obstáculo al desarrollo de las relaciones
comerciales de Cuba con el resto del mundo. “El Gobierno de Estados
Unidos sancionó unilateralmente al banco ING por tramitar, en conjunto
con sus subsidiarias en Francia, Bélgica, Holanda y Curazao,
transacciones financieras y comerciales de entidades cubanas, prohibidas
por la criminal política de bloqueo contra Cuba”, subraya el comunicado
oficial.
Adam Szunin, Director de la OFAC, aprovechó la ocasión para advertir a
las empresas extranjeras que tienen relaciones comerciales con Cuba.
Esta multa “debería servir como una clara advertencia a cualquiera que
considere aprovecharse de evadir las sanciones de los Estados Unidos”,
declaró, reafirmando así que Washington seguiría aplicando sus medidas
extraterritoriales.
Otras empresas extranjeras también fueron sancionadas por sus
relaciones comerciales con Cuba. Así, la multinacional sueca Ericsson,
especializada en el campo de las telecomunicaciones, tuvo que pagar una
multa de 1,75 millones de dólares por reparar, mediante su filial basada
en Panamá, equipos cubanos de un valor de 320.000 dólares, en Estados
Unidos. Tres empleados, implicados en el caso, también fueron
despedidos.
El 10 de julio de 2012, el Departamento del Tesoro infligió una multa
de 1,35 millones de dólares a la empresa estadounidense Great Western
Malting Co. por vender cebada a Cuba, mediante una de sus filiales
extranjeras entre agosto de 2006 y marzo de 2009. No obstante, el
derecho internacional humanitario prohíbe todo tipo de embargo sobre las
materias primas alimenticias y los medicamentos, incluso en tiempos de
guerra. Ahora bien, oficialmente, Cuba y Estados Unidos jamás han estado
en conflicto.
En Francia, Mano Giardini y Valérie Adilly, dos directores de la
agencia de viajes estadounidense Carlson Wagonlit Travel (CWT), fueron
despedidos por vender paquetes turísticos con destino a Cuba. La empresa
corre el riesgo de recibir una multa de 38.000 dólares por estancia
vendida, lo que suscitó la ira de algunos asalariados que difícilmente
comprenden la situación. “¿Por qué Carlson no retiró del sistema de
reservas los productos Cuba ya que no teníamos derecho a vender?”,
preguntó un empleado.
Del mismo modo, es posible que CWT no sea autorizada a responder a
los concursos de los viajes de la administración estadounidense, los
cuales representan una parte sustancial de su volumen de negocios. La
dirección de CWT se expresó al respecto: “En estas condiciones, tenemos
que aplicar la regla estadounidense que prohíbe mandar a viajeros a
Cuba, incluso para las filiales”. Así, una filial estadounidense basada
en Francia está obligada a aplicar la ley estadounidense sobre las
sanciones económicas contra Cuba, mofándose de la legislación nacional
en vigor.
Google censurado y un presupuesto de 20 millones de dólares para la “democracia digital”
Más insólito, las sanciones económicas prohíben que los cubanos
utilicen algunas funciones del motor de búsqueda Google, tales como
Google Analytics (que permite calcular el número de visitas en un sitio
web, así como su origen), Google Earth, Google Destktop Search, Google
Toolbar, Google Code Search, Google AdSense o Google AdWords, privando
así a Cuba de acceso a estas nuevas tecnologías y a numerosos productos
descargables. La empresa estadounidense proporcionó una explicación
mediante su representante Christine Chen: “Lo teníamos escrito en
nuestros términos y condiciones. No se puede usar Google Analytics en
los países sometidos a embargos”.
Al mismo tiempo, mientras que Washington impone a Google restringir
el uso de sus servicios digitales en Cuba y prohíbe que La Habana se
conecte a su cable de fibra óptica para Internet, el Departamento de
Estado anunció que iba a dedicar, mediante la Agencia de Estados Unidos
para el Desarrollo Internacional (USAID), la suma de 20 millones de
dólares a “activistas de los derechos humanos, periodistas
independientes y bibliotecas independientes en la isla”, con el fin de
difundir, entre otras, la “democracia digital”.
La administración Obama, lejos de adoptar “un nuevo comienzo con
Cuba”, sigue imponiendo sanciones económicas que afectan a todas las
categorías de la población cubana empezando por las más vulnerables o
sea las mujeres, los niños y los ancianos. No vacila en sancionar a
empresas extranjeras violando el derecho internacional al aplicar
medidas extraterritoriales.
También se niega a oír el reclamo unánime de
la comunidad internacional que condenó en 2011, por vigésimo año
consecutivo, la imposición de un estado de sitio anacrónico, cruel e
ineficaz, que constituye el principal obstáculo al desarrollo de la
nación.
*Doctor en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris Sorbonne-Paris IV, Salim Lamrani es profesor encargado de cursos en la Universidad Paris-Sorbonne-Paris IV y en la Universidad Paris-Est Marne-la-Vallée y periodista, especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Su último libro se titula Etat de siège. Les sanctions économiques des Etats-Unis contre Cuba, París, Ediciones Estrella, 2011, con un prólogo de Wayne S. Smith y un prefacio de Paul Estrade. Contacto: Salim.Lamrani@univ-mlv.fr
Tomado de Opera Mundi
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