jueves, octubre 11, 2012

¿Verano Árabe?

Por Mumía Abú-Jamal

Hace unos años, un nuevo Presidente de los Estados Unidos encantó a las multitudes en el Cairo con su elocuencia, con su amigable serenidad, y, lo más importante, con su personalidad.

Este Presidente era el primer jefe de estado norteamericano de piel caramelo morena, y su nombre, Barack Husseín Obama, reflejaba, por lo menos en parte, una ascendencia islámica y africana que elicitó susurros de placer en la audience norafricana. 

Varios años después, las Embajadas de los Estados Unidos en varios países árabes son atacadas, y lo que es peor, una oficina consular en Bengazi, Libia, donde un embajador norteamericano joven es acreditado al nuevo gobierno post-Qadafi, es atacada con fuego RPG --y quemada, totalmente destruída, matando por lo menos a cuatro norteamericanos, incluyendo al nuevo embajador de los Estados Unidos en ese país. 
Los periodistas acusan como responsable a una película contra Islám, insultante e inflamatoria, que groseramente ataca al Profeta Mahoma. Pero, una vez que se ha dicho éso, amigos no queman o bombardean a sus amigos.

A pesar de todas las promesas del discurso de Obama en el Cairo, sus guerras con aviones no tripulados, los drones, contra supuestos extremistas islámicos, sin hablar de su continua aprobación del extremismo israelí y sus ataques contra Palestina, han destruído toda la buena voluntad que existía en la conciencia árabe-musulmana, que finalmente ha explotado en verdaderos incendios --y en bombas reales.

Tampoco se debe pasar por alto que estos ataques ocurrieron el 11 de setiembre.

En el Cairo, esa inmensa, cosmopolita y antigua ciudad, donde alguna vez el nombre Obama elicitó susurros de esperanza, ahora la embajada es atacada, y la bandera de los Estados Unidos es hechas pedazos.

Y, como siempre en la vida, alli hay ironia, porque la embajada de los Estados Unidos en Libia fue sin lugar a dudas la fuente que pertrechó con armas la resistencia contra-Qadafi –y quizás fue también la fuente del ataque contra el consulado norteamericano en Bengazi, que totalmente quemó ese consulado, dejándolo en cenizas.

Dicho en otras palabras, los Estados Unidos está saboreando los frutos amargos de su imperialista política exterior.a new American president charmed the crowds in Cairo with his eloquence, his seeming earnestness, and most importantly, his person.
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This president was the first such U.S. chief executive with caramel brown skin, and his name, Barack Hussein Obama, reflected, at least in part, an Islamic and African ancestry that sent ripples of delight throughout the North African audience.

Several years later, American embassies in several Arab countries are attacked, and most potently, a consular office in Benghazi, Libya, where a young U.S. ambassador is credentialed to the new, post-Qaddafy government, is struck by RPG fire – and burned to the ground, killing at least 4 Americans, including the country's U.S. ambassador. Reporters assign blame to an insulting and inflammatory anti-Islamic film that maligned the Prophet Muhammad:But, that said, friends don't burn or bomb friends.

Despite all the promise of Obama's Cairo speech, his drone wars against alleged Islamic t to mention his continuing acquiescence to Israeli extremism and anti-Palestinian attacks has burned bridges in the Arab and Muslim consciousness that finally explodes in real burning – and real bombs.

Nor should it be overlooked that these attacks occurred on 9/11.
In Cairo, that vast, cosmopolitan and ancient city, where once the Obama name stirred hums of hope, now the embassy is raided, and U.S. flag shredded.

And, as ever in life, there is irony, for the American embassy in Libya was undoubtedly the source of the arming of the anti-Qaddafy resistance – and perhaps the source of the attack on the U.S. consulate in Benghazi, burning it to the ground. In other words, the chickens have come home to roost. It seems, the Arab Spring is over.
-© '12 maj

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