La supervivencia del euro, que fue motivo de esperanza, está amenazada, y el proceso de integración europeo está atrapado en dilemas profundos, subrayó el canciller durante la sesión plenaria de la reunión, que concluye hoy en esta ciudad andaluza. Denunció que los ciudadanos de esta región no son consultados ni participan en las decisiones de gobierno, mientras las consecuencias de la debacle financiera se descargan sobre los desempleados, los trabajadores de menos ingresos, los jóvenes y los emigrantes. A juicio del jefe de la delegación de la nación antillana, los recortes sociales y la represión de los movimientos de protesta no pueden ser el camino de ninguna solución para salir de la actual crisis. Los sistemas políticos, que alguna vez fueron impuestos como modelo, han perdido legitimidad, agregó. Por ello, los vínculos económicos entre Europa y América Latina se han debilitado, señaló. Cuando nos reunimos en Guadalajara (México) -sede de la I Cumbre del foro en 1991-, la UE concentraba el 24,8 por ciento de las exportaciones y el 20,2 por ciento de las importaciones latinoamericanas, mientras que en el 2009 fueron el 13,7 y el 14 por ciento, respectivamente, contrastó. En los años 90, nuestra región absorbió el 12 por ciento de la inversión directa del bloque; en los años cercanos al 2010, se redujo al seis por ciento, precisó el canciller. Rodríguez estimó que las relaciones económicas siguen siendo significativamente desfavorables para Latinoamérica, marcadas por la inequidad entre proveedores de materias primas con bajo valor agregado y suministradores de manufacturas. La vulnerabilidad frente a los movimientos de precios, el carácter injusto y desigual del orden económico internacional, la naturaleza irracional e insostenible de los modelos capitalistas de producción y consumo y el daño ambiental que provocan, significan riesgos muy graves para nuestro continente, apuntó. El jefe de la diplomacia cubana enfatizó que América Latina y el Caribe viven una nueva época. Nunca antes había existido de parte de los Gobiernos un compromiso más definido y orientado a favor de la justicia social, de la equidad y de la defensa de los intereses soberanos de los pueblos latinoamericanos, resaltó. Aseguró que con la constitución de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), las naciones del área han mostrado su determinación de construir un destino común. La Celac es nuestra obra más preciada, con la cual reivindicamos más de dos siglos de luchas y esperanzas, añadió. Rememoró las palabras del presidente cubano, Raúl Castro, cuando en la Cumbre fundacional de ese mecanismo, celebrada en Caracas en diciembre de 2011, avisó que "sería un grave error desconocer que América Latina y el Caribe han cambiado, que no se nos puede tratar como en el pasado". A la Península Ibérica nos unen históricos y especiales nexos, destacó Rodríguez en alusión a los vínculos con España y Portugal. Llamó a ambos países a articular una política eficaz y mutuamente enriquecedora hacia Latinoamérica, sustentada en la relación respetuosa entre soberanos iguales, sobre el sólido acervo de cinco siglos de historia compartida y lazos culturales raigales e intensos. |
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