Por Pablo Iglesias
Tomado de La pupila insomne
- Una guillotina en la Puerta del Sol
Decía
Robespierre que no hay que probar que el Rey haya cometido ningún
delito; su mera existencia es en sí misma un crimen. Si algo está
demostrando la llamada crisis financiera internacional es que lo que
valía para el Rey en los tiempos de la Revolución francesa, vale hoy
para el capitalismo. Se supone que siempre lo supimos pero, tiene
narices, han tenido que juntarse Los Chikos del Maíz con Habeas Corpus para recordarnos que ya está bien de tanto Stéphane Hessel
(que al fin y al cabo, suena a batucada pacifista) y que hace falta un
poco más de Robespierre (que suena mucho más a rap con banda). Y ¿Por
qué no? También una guillotina en la Puerta del Sol.
Con el álbum Riot Propaganda,
esta insólita unión de los raperos valencianos con el sonido hardcore y
metálico de la veterana banda madrileña, ha tomado por asalto el cielo
de la intelectualidad progresista para decir, al estilo Zizek, a medio camino entre el leninismo y la mejor tradición asustaviejas del punk, unas cuantas verdades como puños.
Dicen que la injusticia del sistema
económico no se explica con teorías de la conspiración, que violencia es
que Dolores de Cospedal tenga tres sueldos mientras hay gente que busca
en papeleras, que en nuestro país los inmigrantes mueren si son pobres,
que las leyes se imponen a golpes, que la libertad no la deciden los
jueces sino el dinero y la clase a la que se pertenezca, que la
verdadera imagen de la marca España es un padre de familia buscando en
la basura y que en los centros de internamiento para extranjeros se
tortura impunemente.
No se cortan en citar a marxistas como Rosa Luxemburgo, Fidel Castro
o José Miguel Beñarán (Argala), en llamar a Juan Carlos de Borbón
asesino de elefantes, en terminar el disco con una intervención de Juan Carlos Monedero poniendo a caldo a Fraga el
día de su muerte o en recordar que la Ana Belén que cantaba a Dolores
Ibárruri acabó convertida en una pija a sueldo del grupo PRISA.
Con lucidez amarga denuncian que la
cultura de este país es “Sálvame” y “La Noria”, que hay trabajadores que
admiran a Amancio Ortega y jóvenes que, en vez de luchar, sueñan con
salir en Gandía Shore. Pero no se acomodan en el pesimismo. Reivindican
que el miedo tiene que cambiar de bando y que el pueblo debe retomar la
soberanía.
¿Música marginal para extremistas y
doctorandos? Y un cuerno; las entradas para sus conciertos se agotan y
les llevan a tocar a América Latina.
Ya era hora de que alguien pusiera música
e inteligencia sin concesiones a los sentimientos de rabia a los que
nos empuja la realidad que vivimos. Las guitarras de Habeas y las letras
de los Chikos lo han conseguido, llegando a esos terrenos emocionales,
tantas veces vedados para el discurso político y la praxis estratégica.
¡Qué hostias! Yo también quiero esa guillotina en la Puerta del Sol. (Tomado de Otra vuelta de tuerka)
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