jueves, febrero 14, 2013

¿Ingleses en La Habana o…? (+ Audio y Video)

Carterita con bandera británica
Carterita con bandera británica

Por Oscar Figueredo, Cynthia Hernández, Ariel Trujillo y Rosmely Alvariño

Encontrar similitudes entre La Habana de 1762 y la de 2013 ya no resulta difícil, y es que ambos años para los historiadores tienen un denominador común: la Toma de La Habana por los ingleses.

El uso extendido de prendas de vestir que incluyen la bandera británica se ha hecho sentir desde hace unos meses por las calles habaneras, desatando entre los moradores de la urbe las más diversas opiniones sobre “el último grito” de la moda.


Estar en boga sigue siendo un imperativo de hoy día que ya no solo implica la concepción de nuevos estilos o diseños de vestuario, sino que también conduce a la adopción de disímiles simbologías nacionales o extranjeras, jamás pensadas por los más grandes creadores artesanales.

Para la investigadora y socióloga Yeisa Sarduí del Instituto Cubano de  Investigación Cultural  Juan Marinello,  la juventud es la ferviente seguidora de la moda pues en este grupo etario está emplícita la necesidad de aceptación,  de reafirmación, de pertenencia a los grupos; lo cual hace que resalte el sentido de reconocerse y destacarse.



Aunque para algunos, este no es un fenómeno exclusivo de la actualidad, pues en otros momentos también se han empleado símbolos como el de los Juegos Olímpicos o Panamericanos en pullovers  y otras prendas de vestir, sí reconocen el empuje que ha tenido la utilización de la bandera británica entre los más jóvenes.

“Para mí esto es algo normal, es parte de la moda… no creo que sea la primera ni la última vez que una ropa o un símbolo se pegue entre los jóvenes”, expresó Nadia Rodríguez, estudiante de politécnico.

Entre tanto, Alejandro Gutiérrez, estudiante de 12 grado, confiesa que él lo usa por sus amigos.

“En la escuela uno observa que es común ver tanto a una muchacha como a un muchacho vestir una zapatilla o con un bolsito con la bandera. La «cosa» se pone peor si llega el fin de semana, pues es cuando todos quieren lucir de pies a cabeza la insignia, y yo por supuesto no me voy a quedar atrás.”

Y es que el símbolo anglosajón no solo se ha colado en las camisetas y pulóveres, sino que conforman una variadísima  colección que incluye además aretes, pegatinas, llaveros, calcomanías para autos, pantalones, bermudas y hasta diseños para pintura en cabellos y uñas.
 
“La banderita es lo que está en el «boom». A mi carro yo se lo puse en los asientos y en los cristales de atrás… aunque también coloqué una cubanita.” Dijo Roberto Iglesias, chofer por cuenta propia.

Otra de las cuestiones que más llama la atención es el hecho de que sean los jóvenes quienes con mayor acogida hayan aceptado la “nueva invasión inglesa”.

“Yo creo que a los jóvenes siempre nos gusta lo nuevo, lo que llama la atención, lo que nos diferencie, esta es la razón que para mí hace tan popular estos símbolos” dijo Gabriel Morejón, estudiante universitario.

Entre tanto, Reimel Becerra, trabajador de 48 años de edad, apuesta también por esta práctica.

“No considero que tengan que ser los jóvenes los que tengan que usar solamente este tipo de prendas, mientras me sienta cómodo con ello y no haga el ridículo ante los demás, también voy a asumir esta tendencia”

La vinculación entre la forma de vestir y el gusto musical es otro factor que condicona la aceptación popular del símbolo.

Alejandro Arizábal, joven trabajador, opina que la irrupción de esta simbología extranjera puede tener sus orígenes en que muchos jóvenes se identifican con artistas de ese país, como Adèle, y que al emplear estas prendas se hace patente la afición a sus ídolos.
“Al igual que el resto de América Latina, nuestros jóvenes también son influenciados por los medios masivos de comunicación que difunden a través de novelas, documentales y video clips diversos gustos estéticos que condiconan la formación de la identidad de nuestros jóvenes”, acotó la socióloga Sarduí.

Sin embargo, para el estudiante Abel Lescaille, el empleo de estas prendas no tienen relación directa con la afamada cantante británica, pues la mayoría de los jóvenes que usan la bandera del país europeo son los llamados “reparteros”, personas que en su mayoría no se identifican con el género Pop, sino más bien con el reguetón.

Otros, entre tanto, acotan que el “empleo masivo” tiene que ver más bien con los Juegos Olímpicos celebrados en la capital inglesa. El poder atrayente del evento deportivo más grande del mundo es tal, que aún continúa seis meses después de la conclusión del certámen.
En la gala inaugural no solo disfrutamos de un espectáculo deportivo, sino también de un desfile de moda internacional, pues miles de competidores mostraron los diseños de los modistas más reconocidos en el mundo cuando transitaban por la pista de atletismo.
Estrellas mediáticas del deporte y la cultura británica estuvieron presentes en la ceremonia, tal es el caso del futbolista David Beckham o el actor Rowan Atkinson, más conocido como Mr. Bean.

Por otro lado, los cubanos pudimos presenciar el despuntar del deporte británico en la magna cita, con actuaciones soberbias de muchos atletas como el tenista Andy Murray.
Muchos jóvenes cubanos confiesan ser aficionados, ante la inmesa ola futbolistica actual, a la selección inglesa o a los clubes de algunas ciudades como la de Manchester o la propia Londres (Chelsea y Arsenal).

“Siempre he sido fanático de Inglaterra en el fútbol, es el equipo que sigo en los mundiales, por eso me gusta vestirme con alguna prenda que muestre la bandera británica, además está de moda ahora”, comentó Gabriel Trujillo, estudiante de preuniversitario.



En nuestro andar por la capital constamos que prácticamente no hay establecimiento comercial de trabajadores por cuenta propia que no tenga entre sus artículos de venta algún objeto con referencia a la bandera tricolor.

Todo lo contario a lo que sucede en las tienda estatales, donde según sondeos realizados durante la ejecución de la investigación, no se venden.

Según algunos de los propietarios de estos establecimientos “se vende como pan caliente”, y aunque no pudimos obtener la fuente de dónde se obtienen tanto material extranjerizante, sí sabemos que muchos tienen una base artesanal.

Asimismo, los precios asequibles a los que están muchos de estos objetos en la red de mercados de los cuentapropistas, unido con la “aceptación popular”, han hecho  que cobre mayor vitalidad el uso extendido de estas prendas.

Para Abel Lescaille, estudiante universitario, el factor económico cobra gran importancia en la propagación de estos productos; ya que para muchos jóvenes les es más fácil adquirir un pullover con la bandera del Reino Unido que un pulóver, por ejemplo, con la imagen del Che, que se cobra en CUC.

A propósito del tema, Elaine Zaldívar, joven capiatlina, considera que en muchas ocasiones la ropa con emblemas del Che u otros símbolos nacionales solo es vendida al turismo y que en la mayoría de las tiendas no se encuentran; de ahí el encarecimiento en su compra para muchos jóvenes.

Tratar de frenar esta avalancha extranjerizante es un imperativo en un contexto mediado por corrientes globalizadoras que socaban la identidad de nuestros pueblos. La solución más certera es promover entre los jóvenes el gusto hacia lo nacional, no solo a través de charlas educativas, sino con acciones concretas como una mayor presencia en los mercados en moneda nacional de aquello que nos pertenece y nos hace sentir por siempre eternos cubanos.

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