Escena de "Contigo pan y cebolla" de Héctor Quintero. Grupo Pinos Nuevos |
Texto y fotos Sergio Rivero
Como “un ensayo con público”, fue calificada la presentación
de cuatro escenas de la pieza insigne del vernáculo cubano “Contigo Pan y
cebolla” del drmaturgo desaparecido en el 2011 Héctor Quintero, especialmente para celebrar los 36 años de vida del proyecto de las
artes escénicas Pinos Nuevos de la Isla de la Juventud, bajo la Dirección
General y Artística de Miguel Olaechea y un elenco de lujo del teatro pinero
Bertha Martín, empoderada de una Lala fresca, dinámica, original y el Anselmo de
Israel Martínez, acompañados además por la Duvois y un grupo de noveles profesionales devenidos en
actores que cumplen con acierto su desempeño y el diseño escenográfico de Yisney Leyva.
Un esmerado esfuerzo ha antecedido este acontecimiento
teatral, desde el castin realizado el dos de octubre, las clases de actuación,
el trabajo de mesa, el intercambio provechoso y acertado para abrir los
horizontes de un colectivo empecinado en hacer bien las cosas, de nutrirse de
jóvenes serios, estudiosos y con talento para preparar un relevo natural que le
permitirá al colectivo enriquecer su existencia por el tiempo.
Si fuéramos comentar un poco lo vivido esta noche,
sencillamente estamos ante un Contigo… que rompe con los cánones tradicionales
que ha tenido la obra desde su estreno hasta nuestros días por más de una
veintena de directores y grupos teatrales. Esta puesta puede abrir un antes y
un después en la historia creativa y la visualidad de las puestas en escenas a
que nos tiene acostumbrado Pinos Nuevos. Solo quisiera recordar la puesta en
escena de Muerte por agua, su versión
para la televisión y la memorable actuación de Bertha Martínez, que lleva en
sus hombros ahora a una Lala renovada y fresca que transporta al público a las
vicisitudes de una familia que se mueve entre las deudas y las necesidades para
emprender la vida.
Démosle tiempo al tiempo, para que esta puesta concluya su
montaje y madure con la crítica oportuna, la sugerencia constante del público y
la identificación de cada uno de nosotros en algunos de los estereotipos de los
personajes que nos regala con maestría del dramaturgo cubano Héctor Quintero. Porque
aquí logra una pieza con un profundo sentido de lo popular.
“Contigo… es una comedia en tres actos, recreada por
pequeños héroes que desafían la adversidad cotidiana, la obra combina la inmaculada
cubanía con una proyección de universalidad como pocas veces logró el vernáculo
criollo de los sesenta que abordó la época republicana. Escrita en 1962,
ganadora el año siguiente una mención en el Premio Casa de las Américas, fue
llevada a las tablas por vez primera en febrero de 1964 por Sergio Corrieri con
el grupo Teatro Estudio.
En su trayectoria como autor dramáticos sobresalen además El Premio Flaco (1964), Algo muy serio (1976), La última carta de la baraja (1978) y Sábado corto (1990).
Según expresó en una ocasión la teatrológa Vivian Martínez Tabares, Héctor Quintero fue un “Maestro en la creación de la comedia de costumbres, fabulador de historias de seres sin historia, ocurrente y hábil coleccionista de ocurrencias, de las que circulan de boca en boca por cualquier barrio habanero, el dramaturgo Héctor Quintero ha sabido captar como pocos la expresión de los fenómenos que caracterizan las situaciones cotidianas en la vida del cubano".
Ahora los dejo con algunas imágenes de lo ocurrido hoy en la sede de la UNEAC en la Isla de la Juventud durante el “ensayo con público” de Contigo pan y cebolla, con el cual engalana Pinos Nuevos sus 36 años de vida.
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