Por Gloria Morales Campanioni
El
seis de febrero de 1933, en una pequeña y humilde casa del barrio de
Jesús del Monte, en La Habana, nació el tercer varón del matrimonio
Ramón Cienfuegos y Emilia Gorriarán al que nombraron: Camilo.
Este joven se crió en un ambiente de
correcta orientación patriótica, cuya base más sólida era su hogar. El
padre, modesto sastre encargado de traer el humilde salario que no le
permitía dar educación superior a sus tres hijos, dirigió la formación
cívica de ellos hacia la admiración de la obra de los grandes luchadores
del pasado.
Durante la guerra civil en España, los
padres de Camilo cooperaron activamente en la solidaridad que brindó
Cuba al pueblo español en sus batallas contra el fascismo. Camilo y sus
hermanos trabajaron en las colectas para enviar ayuda, a través de la
Asociación del Niño Español, a la colonia cubana en Barcelona, donde se
les dio albergue a 75 niños huérfanos.
No tenía, es cierto, la cultura de los
libros, sino la inteligencia natural del pueblo. Apremiado por la
necesidad económica apenas pudo ir más allá del octavo grado, en un
frustrado intento por estudiar artes plásticas. En 1953, a los 21 años,
bajo la asfixiante atmósfera de opresión de la tiranía batistiana,
marchó en busca de trabajo a Estados Unidos. Latía en él ya la rebeldía
política. En ese país le golpeó la dura realidad, ello se traslucía en
sus cartas.
(…) Esto está cada vez peor. el machadato
aquí está a la orden del día: no hay trabajo, todo carísimo y por ende,
este frío que le parte el alma a cualquiera.
El cinco de junio de 1955 regresó a Cuba.
En enero de 1956 se enfrentó a la tiranía, en marzo de ese propio año
llegó exiliado a Estados Unidos, en septiembre arribó a México y meses
más tarde formó parte de los 82 expedicionarios del Granma.
Se destacó en el combate de La Plata, el
17 de enero de 1957, peleó también en Arroyo del Infierno. En ese año
fue ascendido a Capitán del Ejército Rebelde, como jefe de la vanguardia
de la columna cuatro al mando del Comandante Ernesto Che Guevara. Así
le sucedieron otras acciones combativas donde peleó este pilar
fundamental de la gesta armada que derrocó a la tiranía pro imperialista
del dictador Fulgencio Batista, el Primero de Enero de 1959.
Amigo inseparable de Ernesto Che Guevara.
Su valor hizo que el pueblo, espontáneamente, le otorgara el título
honorífico de Héroe de Yaguajay y Señor de la Vanguardia.
El 28 de octubre de 1959 viajó desde
entre Camagüey y La Habana por cuestiones de trabajo. Sobre las 11:59
a.m. salió del aeropuerto de Ciudad Libertad rumbo a Camagüey en un
avión modelo Cessna 310, que tripulaba el piloto Luciano Fariñas, lo
acompañaban además el Capitán Senén Casas y el soldado Félix Rodríguez
en función de escolta.
Camilo y Rodríguez descendieron a la
ciudad de Camagüey, mientras Fariñas continuó viaje a Santiago de Cuba
para llevar a Senén Casas. A las 4:40 p.m. ya estaba de regreso el
pequeño aparato identificado con las siglas FAR 53. El despegue rumbo a
la capital se produjo a las seis y un minuto.
Regresaba a La Habana luego de conjurar,
por orden del comandante en jefe Fidel Castro, una traicionera sedición
por parte del ex-comandante Hubert Matos, quien fuera jefe militar de
esa provincia.
El viaje a su base desde este punto requería dos horas de vuelo como promedio y llevaba gasolina para tres.
En la terminal aérea militar de Ciudad
Libertad, el Capitán Manuel Espinosa Díaz, ayudante personal de Camilo,
comenzó a impacientarse, pues su jefe le dijo que lo esperara de 7:00 a
7:30 p.m., sabía que había salido y tenía tiempo suficiente para haber
llegado. En horas de la noche de ese día y hasta el día siguiente se
intentó localizarlo pero fue en vano.
El viernes 30 de octubre se ordenó
oficialmente la búsqueda del avión en que viajaba Camilo. Después de
infatigables jornadas, el 12 de noviembre el Primer Ministro del
Gobierno Revolucionario, Comandante en Jefe Fidel Castro, informó al
pueblo sobre la infructuosa gestión.
Sus palabras dejaron impresa para siempre los perfiles heroicos del combatiente extraordinario:
Hombres como Camilo Cienfuegos surgieron
del pueblo y vivieron para el pueblo. Nuestra única compensación ante la
pérdida de un compañero tan allegado a nosotros es saber que el pueblo
de Cuba produce hombres como él. Camilo vive y vivirá en el pueblo.
Mientras el Comandante Ernesto Che Guevara dijo:
Fue el compañero de cien batallas, el
hombre de confianza de Fidel en los momentos difíciles de la guerra y el
luchador abnegado que hizo siempre del sacrificio un instrumento para
templar su carácter y forjar el de la tropa (...), señor de la
vanguardia, guerrillero completo que se imponía por esa guerra con
colorido que sabía hacer.
Fueron11 días de ininterrumpido trabajo,
dirigido personalmente por Fidel. Jornadas en las que todo el pueblo
sufrió al hacerse evidente la dolorosa pérdida.
Este martes 28 de octubre, cuando se
cumple el aniversario 55 de su desaparición física, su legendaria figura
se acrecienta con el paso del tiempo; hombre fiel a la Patria, a la
Revolución y a Fidel, contra quien no quiso enfrentarse ni en la
pelota.
Contaba con 27 años de edad al
desvanecerse en el mar bravío, donde cada octubre renace convertido en
una bella tradición que llena las aguas cubanas de flores y cariño.
Su intensa vida revolucionaria
experimentaba un acelerado proceso de maduración, pero la muerte súbita
nos los arrebató cuando la Revolución comenzaba la dura y decisiva etapa
de su batalla frontal contra el imperialismo yanki y la
contrarrevolución interna.
Toda Latinoamérica lo recuerda porque fue
un modelo insuperable de combatiente y de vanguardia, hombre de
pensamiento radical y antiimperialista.
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