viernes, agosto 23, 2019

Cubanas altivas y virtuosas



Por Sergio I. Rivero Carrasco

No me canso de pensar cómo el Comandante en Jefe, en un momento tan prematuro como el 23 de agosto de 1960, vaticinó que la organización que se creaba, es decir la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), constituía “una revolución dentro de otra Revolución”. Y es que con preclaro pensamiento concibió el proceso emancipatorio de las féminas y el papel que debían desempeñar en la sociedad que se construía.

Con la experiencia aportada por el ejemplo de la mujer a lo largo de la historia Patria, y lo vivido en los años más recientes con su participación en el Ejército Rebelde y la lucha clandestina, en las organizaciones de más avanzado pensamiento y actividad en la época, capaces de entender y aplicar el precepto martiano de únete y vencerás, con protagónico ejemplo, es que ratifica el carisma de la mujer cubana.

Esa mujer es la que está en todos los rincones, procesos, sectores; que es sostén armonioso en la familia y el barrio, esa mujer honesta, honrada, justa, íntegra, ejemplar, ética, empoderada por su historia y las sólidas raíces aportadas por Mariana, Evangelina, Clodomira, Lydia, Celia, Melba, Haidée, Vilma…,  junto a muchas otras que antes y ahora ocupan cargos cimeros en la nación, la provincia, el municipio, el barrio, la escuela y la base; esa que lidera la educación, la salud pública, comparte la hegemonía en las investigaciones, la ciencia, la cultura y el deporte, la defensa, es esa que en cifra representa casi el  50 por ciento de la fuerza que ha hecho grande a esta Isla y también a su país.
 
Hablo de la mujer altiva y virtuosa, de la mujer cubana.

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