Ernesto: El abrazo infinito de la vida

 

Por Sergio I. Rivero Carrasco

Han pasado cerca de 48 horas de haber recibido la fatídica noticia vía redes sociales con total desconcierto del deceso del pinero por derecho Ernesto Reinoso Piñera. No podía concebir algo así, porque un hombre tan lleno de vida y de salud, con un inagotable caudal de metas por cumplir, fuera arrancado de la vida, casi de súbito, poniéndolo en pausa total y definitiva.

Siempre el recuerdo te agolpa e incluso, estremece. Es cuando sientes los días de mucho andar por cada rinconcito de la geografía pinera acompañado de personas que también se afanaban por hacer una Isla mejor.

Aunque han pasado casi dos años desde que el Partido le confió la histórica misión de dirigir y transformar la situación existente con el deporte nacional, aún los campos arroceros de Mella lo sienten; también las fincas que recorría cada domingo con su manera coloquial de exigir “midiendo el aceite” del compromiso y las realizaciones de nuestros campesinos con la alimentación del pueblo, tal como también lo hacía sistemáticamente en los establecimientos del bulevar José Martí principalmente en el “13 de Marzo”.

No había día ni hora para dedicarle al necesario hacer por esta Isla, entre los que se encontraban con prioridad los medios de prensa, a los que visitaba con agradable frecuencia promoviendo el intercambio con los periodistas para conocer de primera mano los asuntos más acuciantes que afectaban a la población, a la vez que colegiaba algunas las ideas acerca de la mejor manera de enfrentarlos como uno más del gremio.

Hoy pudiéramos tener presente muchos detalles que enaltecen su presencia en esta Isla que lo abrazó como un hijo ilustre, la misma que hoy siente en lo más profundo de su latir su irreparable pérdida, pero segura de que sus enseñanzas de hijo noble y sacrificado, profundamente revolucionario, sencillo, altruista, agradecido, compañero y líder, hará que viva en un abrazo infinito con la obra y con la historia.

Desde la tarde de ayer la Necrópolis de Colón custodia eternamente sus cenizas, depositadas allí firmemente por sus retoños, directivos del Inder, atletas y amigos, que también portaron sendas ofrendas florales enviadas por el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República Miguel Díaz Canel y el pueblo cubano, en franco reconocimiento a su obra como hijo agradecido de esta Revolución.

Si el Deporte Nacional siente profundamente hoy su pérdida por lo mucho que le aportó en muy breve tiempo abrazando el consenso y la unidad de acción; el pueblo de la Isla de la Juventud, que también humedeció los ojos y agitó de dolor sus corazones, mantendrá a Ernesto en un abrazo infinito con la lealtad, la entrega y la convicción de que el más hermoso sentimiento que se le pueda entregar siempre será ese abrazo infinito de la vida.