Por Sergio I. Rivero Carrasco
Aunque la política de bloqueo aplicada por Estados Unidos a Cuba se implanta en 1962, desde el mismo triunfo revolucionario del Primero de Enero de 1959 el imperio trató de destruir la naciente revolución con la aplicación de acciones contra puntos vitales de la economía y la defensa del país, sustentadas en la supresión de la cuota azucarera, la negativa del suministro y refinación del petróleo así como la encubierta obstrucción a la compra de piezas de repuesto para la Industria, que era básicamente norteamericana.
Al no poder doblegar al pueblo cubano, el Presidente John F. Kennedy, cumpliendo el mandato del Congreso de Estados Unidos, la sección 620ª de la Ley de Ayuda Extranjera de 1961, declaró el Bloqueo total contra Cuba el 17 de febrero de 1962, pero ya desde el propio triunfo el país estaba virtualmente bloqueado.
Varias legislaciones norteamericanas sostienen y justifican la aplicación del Bloqueo, como la “Ley de comercio con el enemigo” de 1917, la “Ley de Asistencia Exterior” de 1961, la “Proclama Presidencial 3447” de 1962, las “Regulaciones para los activos cubanos del Departamento del Tesoro” de 1963, la “Ley para la Administración de las Exportaciones” de 1979, la “Regulación para la Administración de las Exportaciones”, también de 1979, la “Ley Torricelly” de 1992, la “Ley Helms Burton” de 1996, la “Ley de Reforma a las Sanciones Comerciales y regulación de exportaciones” del año 2000, entre otras que violan todos los preceptos de las Naciones Unidas.
¿Por qué entonces, Estados Unidos no le permite a Cuba como país libre y soberano el derecho inalienable de elegir su sistema político, económico, social y cultural, sin injerencia de ninguna forma, según consta en la Resolución de Naciones Unidas No.2625 del 24 de Octubre de 1970?
En respuesta a esa política hostil, por 29 ocasiones consecutivas desde 1992, Cuba presenta en Naciones Unidas su moción de condena al Bloqueo, bajo el título “Necesidad de poner fin al Bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba”, la cual ha contado indistintamente con la aprobación de la aplastante mayoría de los países miembros, en una acción colectiva de solidaridad contra la cruel política genocida del gobierno yanqui.
Se destaca en esos años, la cita del 2016 cuando por primera ocasión no hubo votación en contra de la moción por iniciarse el proceso de normalización de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba bajo el gobierno de Barack Obama. En esa ocasión se obtuvieron191 votos a favor, dos abstenciones: Estados Unidos e Israel y ningún voto en contra.
En la votación realizada el 1ro. de noviembre del 2018, después de que el Presidente Trump ascendiera a la silla de la Casa Blanca, Estados Unidos intentó desvirtuar el normal desarrollo del proceso, al presentar ocho enmiendas diferentes al proyecto de resolución que pide el fin del bloqueo para obstruir la Moción presentada por Cuba. Cada una fue votada por separado con la negativa general de la Asamblea y la votación final de la Resolución cubana contó con 189 votos a favor, dos en contra: Estados Unidos e Israel, y ninguna abstención. Ausentes: Ucrania y Moldavia. Otra victoria de Cuba.
La verdad es que Cuba vive hace 60 años bajo el asedio de un virus tan feroz como el que hoy azota a la humanidad. En sus seis décadas de aplicación, el bloqueo ha sido recrudecido en los momentos de mayor vulnerabilidad para el pueblo cubano incidiendo de forma negativa en todos los ámbitos de la economía, la sociedad, la cultura, el deporte, la salud y el bienestar de los cubanos. No es real que es una política contra el gobierno, es una genocida acción contra la familia y el pueblo cubano que padece sus consecuencias.
Durante esta última etapa, el bloqueo continuó siendo el eje central de la política del gobierno norteamericano respecto a Cuba, recrudecido de modo oportunista en el contexto de la pandemia de COVID-19. Por tal motivo a Cuba se le niega el derecho de adquirir tecnologías, materias primas, reactivos, medios diagnósticos, medicamentos, dispositivos, equipos y piezas de repuesto, los cuales tiene que obtenerse en mercados geográficamente lejanos o a través de un tercer país, con un incremento en los costos.
En tal sentido, las acciones del bloqueo encarecen en más de un 30% y, a veces en un 50%, los insumos y materias primas que Cuba tiene que adquirir para poder producir sus medicamentos, de ahí los déficits actuales que afectan la salud del pueblo.
La perversa intención de fortalecer el bloqueo en esta coyuntura revela su particular rostro inhumano y el marcado interés de aprovechar la recesión económica que acompaña a la pandemia para promover inestabilidad social y rendir al pueblo cubano por hambre, carencias y necesidades, como vaticinó Léster Mallory en sus Enmiendas dadas a conocer en 1959.
A precios corrientes, los daños acumulados en casi seis décadas de aplicación de esta política ascienden a 147 mil 853,3 millones de dólares. Si se toma en cuenta la depreciación del dólar frente al valor del oro en el mercado internacional, el bloqueo ha provocado perjuicios cuantificables por más de 1 billón 377 millones 998 mil dólares.
Solo entre abril y diciembre de 2020, esta política causó pérdidas a Cuba en el orden de los 3 mil 586,9 millones de dólares, lo que asciende a un total de 9 mil 157,2 millones de dólares si se considera el período de abril de 2019 a diciembre de 2020.
El asedio y descrédito a la colaboración médica en el mundo ha sido un permanente blanco de la perversa e inhumana política desplegada por Estados Unidos contra Cuba, pero aquellos que intentan mancillar la labor de los más de 400 mil colaboradores de la salud que, en 56 años, cumpliendo misiones en 164 naciones, chocan ineludiblemente con el peso de la verdad y con la huella imborrable que en 40 países y territorios han dejado las 57 brigadas médicas cubanas en su lucha contra la COVID-19.
Cuba se yergue y vive, resiste y se desarrolla, muestra de ello es que golpeados por dos pandemias (#COVID19 y #Bloqueo), nuestros científicos del Finlay y CIGB, han saltado por encima de todos los obstáculos y nos han dado dos vacunas muy efectivas: #SOBERANA02 (62%) y #Abdala (92.28%). De los 332 candidatos vacunales en desarrollo en el mundo, solo 10 han reportado datos de eficacia expositivos en la fase III, pero sí están incluidos “Soberana 02” y “Abdala”.
Los oradores que históricamente han intervenido en la AGNU en relación con la Resolución cubana, tanto a título nacional o como representantes de bloques como el Grupo de los No Alineados, el G77 más China, CARICOM o la Unión Europea, han pugnado por el levantamiento sin dilación del bloqueo, con un alto impacto humanitario en la población cubana, e impedirá el país alcance los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Además, han coincidido en urgir a la derogación de leyes de efecto extraterritorial como la Helms-Burton, que afecta la soberanía de otros Estados, los intereses legítimos de entidades o personas bajo su jurisdicción y la libertad de comercio y navegación, destacando además el carácter antagónico de la política de bloqueo con los principios del multilateralismo que contraviene el principio de no intervención y desestabiliza a regiones enteras, como ocurre en el Caribe; consideran además es una política obsoleta sin asidero ético o jurídico que viola el derecho internacional.
Hoy será una nueva jornada histórica en Naciones Unidas. Una vez más se oirá el torrente abrumador de la voz de Cuba, defendiendo el multilateralismo, abogando por la paz y el libre desarrollo de los pueblos y por la eliminación de todas las políticas y medidas que el imperio aplica de forma unilateral contra las naciones violando las leyes y regulaciones internacionales en un acto de total injerencia en los asuntos internos de las naciones. Cuba está viva, resiste y se desarrolla. Está demostrado que el Bloqueo es un virus que se debe eliminar de inmediato.
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