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El Monumento a Washington (Washington Monument) normalmente hace
referencia al gran obelisco blanco localizado en el extremo oeste del
National Mall de Washington D.C.. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate | |
Por Ismael Francisco y Rosa Miriam Elizalde
Washington parece envuelta en un sudario esta mañana. Amaneció con
una fuerte ventisca, que amontona la nieve sobre todo lo que no está
bajo techo, incluidas las ramas secas de los miles de árboles que
bordean el
Potomac,
de donde cuelgan carámbanos y pequeños nudos de hielo. Son tan blancas
las carreteras, las casas, el río congelado que no hay modo de
distinguir dónde empieza la calle ni dónde termina la ribera. Nos
recuerda aquella “infinita ceguera blanca, como un mar de leche” que
padecían los personajes de la célebre novela de
José Saramago.
Pero esta ciudad monumental, meca del capitalismo, también resulta
extraña porque no hay un solo cartel publicitario en el paisaje, salvo
las múltiples estatuas que, por su tamaño y elegancia, son como
apoteosis de los héroes –el de
Lincoln,
Jefferson,
Martin Luther King,
Simón Bolívar frente a los muros del Departamento del Interior,
Benito Juárez junto a
Watergate.
El aire espectral lo refuerza el hecho de que hay poca gente y
automóviles en las calles a las ocho de la mañana. Por la dureza del
clima y las bajas temperaturas, las autoridades emitieron un aviso que
permite a los funcionarios llegar dos horas más tarde al trabajo y las
escuelas no han abierto hoy.
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