martes, febrero 19, 2008

FIDEL ES MUCHO FIDEL


Por Sergio Rivero Carrasco.


Ninguno de los que hoy se han ganado los dólares despilfarrando improperios, maldiciendo a Fidel y a Cuba, y esperando que el baño de sangre y la sublevación se produzca de un momento a otro, como ya vienen anunciando desde el 31 de julio de 2006, calculó la dimensión de nuestro Fidel.

No hay estadista, Presidente, diplomático o personalidad en el mundo que haya estado agredido, injuriado, despechado y sometido a una rigurosa vigilancia enemiga como el Comandante en Jefe. Comandante en Jefe, sí, porque aunque él haya renunciado con la mayor modestia que un hombre puede practicar con absoluta sinceridad, su dimensión y estirpe lo inmortalizan con esa condición: EL COMANDANTE EN JEFE, FIDEL.

Y digo que es “mucho Fidel”, porque ninguno lo calculó; desde hace varios meses están tratando de “adivinar”, de especular en relación con él. Tampoco pensaron que de esta forma humilde, desde su inmensidad de R E V O L U C I O N A R I O, se iba a crecer y pronunciar por la renuncia de dos de los cargos que lo acompañaron durante casi medio siglo. Tienen que reconocer que el factor sorpresa surtió efecto y aún los más reacios a aceptar sus cualidades, dejan ver todo lo que ha hecho a favor de la humanidad.

El Comandante no se retira, sino cambia de actividad. Entrega a otros revolucionarios la continuidad fidedigna de la Revolución, y alerta que ha sido la más asediada en la historia de la humanidad frente al enemigo más poderoso que país pequeño alguno pueda tener por más de 200 años.

Fidel es mucho Fidel, porque aún en los momentos más difíciles, en los que se debatía entre la vida y la muerte, supo dar lecciones de valor, entereza y confianza en el Partido, en el pueblo y en sus más cercanos cuadros.

Fidel es mucho Fidel, porque ha sido la espina más atravesada que han tenido los descendientes del Tío Sam desde mediados del pasado siglo cuando lideraba el movimiento estudiantil primero, y al pueblo después, en la lucha insurreccional y guerrillera que hizo posible la libertad el primero de enero 1959.

Fidel es mucho Fidel, porque con su sorpresa hoy, ha revuelto a la opinión pública internacional, los que no pensaban en Cuba hoy dirigieron su atención hacia nuestro país, los que hablan mal de nosotros todos los días, solo han repetido hoy las palabras que les enseñaron para poner en los cables hace 50 años y no han cambiado el discurso, pero…

Los que nos quieren de verdad, que constituye la mayoría de la humanidad, han multiplicado su apoyo incondicional a Cuba, han inundado los correos electrónicos de mensajes hermosos y han admirado la tranquilidad de este pueblo que confía en las decisiones de sus dirigentes, las grandes estrategias y políticas trazadas por nuestro Partido y en el camino certero, limpio y humano por el que transita la Revolución.

Y Fidel seguirá siendo por siempre MUCHO FIDEL, porque no ha se ha amedrentado para decirles las verdades frente a frente a los yanquis, porque ha sido un luchador incansable por la libertad de su pueblo, de América y del Mundo, y seguirá guiando el camino de las ideas, alertándonos de las principales amenazas y convocándonos junto al Apóstol con su cortante verbo a que “morir por la Patria es vivir”.

lunes, febrero 11, 2008

El fantasma de la tontería “informa” sobre Cuba

La sociedad cubana se perfecciona desde el socialismo y el pueblo defiende sus conquistas

Por Pablo Valiente

"Fantasma de la crítica recorre Cuba de Raúl Castro", "Jóvenes cubanos critican a dictadura". "Quieren ver el mundo real", "La mirada crítica de Silvio", "El periódico comunista critica al Partido Comunista", "La bola de nieve de la crítica llega en Cuba incluso a círculos oficiales", "Intelectuales cubanos se abren a la crítica sin tapujos"... así titulan en las últimas semanas varios medios del mundo las noticias sobre el debate interno en la sociedad cubana al rebotar despachos de corresponsales de prensa acreditados en La Habana.


Se ha tergiversado tanto la realidad de Cuba que cualquier variación en nuestro patrón de conducta pública mueve a analistas, periodistas y agoreros en busca de la noticia de "la hora final de la Revolución". Hasta Silvio Rodríguez, que sin rendir sus guitarras ha vivido toda su vida con la crítica a cuestas, es usado hoy como "avenido" para intentar ilustrar la supuesta rebelión de las conciencias de los cubanos.


Pretender simplificar las cosas no ayuda a su comprensión. ¿Es que en Cuba no ha existido nunca el debate? Desde luego que es ridículo para los cubanos escuchar semejante afirmación. Y no me voy a detener en los aspectos socioculturales y la proyección psicosocial del cubano, harto discutidor, inconforme perenne, crítico burlón y humorista mordaz, aunque nunca suicida que se haya servido de esos recursos para negar su condición humana y política, y mucho menos denigrar su proyecto de país y de familia, como bien reconoce Abel Prieto, nuestro ministro de Cultura, en el lúcido ensayo El oso Misha y el chiste político en el socialismo real.


Está por otro lado la creencia del pensamiento liberal burgués de que en la discrepancia, la confrontación, el enfrentamiento y la inestabilidad de los sistemas están las fuentes de su desarrollo, lo cual para nada tiene que ver con la visión dialéctica de que la estabilidad y desarrollo de los sistemas radica en la unidad y lucha de sus fuerzas internas, en la negación de un estado de cosas que niegue al anterior, dentro de una espiral de transformaciones cualitativas y cuantitativas que sostenemos los que nos adscribimos al pensamiento revolucionario marxista.


No me refiero a nada de eso, sino a los hechos contumaces, porque si algo no ha faltado en esta Revolución son las convocatorias, y no siempre desde las masas, sino también desde la propia dirección revolucionaria, a vivir permanentemente insatisfechos con nuestra obra, a transformarla y a superarla, a criticarla y, sobre todo, a buscarle soluciones; es decir, no solo plantear tiñosas, sino ofrecer jaulas para meterlas. Claro, hablamos de criticar para construir y no para destruir. Ahí está la clave.


Un inventario honesto del pensamiento autocrítico de la Revolución Cubana asombraría a sus más profesionales detractores. Para los cubanos, negarlo sería como desconocer nuestros propios genes. Más allá de las oleadas comunes a cualquier proceso político, como el llamado a la disciplina y la exigencia a fines de los años setenta, la rectificación en los ochenta, los parlamentos obreros en los noventa, lo que nos ha faltado tal vez haya sido la consistencia para sostener la reflexión en el tiempo y ahondar en ella cada día, y quizá una actitud diferente de las políticas editoriales y, también, reconozcámoslo, en los periodistas.


Algunos dicen que se exhortaba pero que no había voluntad real de rectificar errores. Otros la emprenden contra los informadores y los medios de información. Terceros bendicen la llegada de la era digital a nuestro ámbito. Todos somos testigos de cómo, en el funcionamiento de las estructuras políticas y económicas, más allá de su marco regulatorio y normativo, son los seres humanos quienes con sus conductas, actitudes e intereses determinamos el rumbo de los acontecimientos y de las organizaciones.


Puede también que una parte de nosotros, crecidos al amparo del Estado socialista paternal, que dominó una buena parte de nuestro camino, no asumimos responsablemente nuestros deberes de propietarios y nos enajenamos de responsabilidades derivadas de esa condición. Los otros de nosotros, que crecimos sobre todo a lo largo del periodo especial y no fuimos tan beneficiados por el paternalismo, a la vez que coincidimos con una era de mayor exigencia al conocimiento y a la cultura, estamos un poco, solo eso, un poco más predispuestos a responder a los llamados de practicar la crítica, la autocrítica y la reflexión para mejorar nuestra propia obra.


Cabría pensar también, con mente retorcida —porque de todo puede haber tras la alharaca—, que esta sobredimensión mediática de la crítica y la reflexión ciudadanas en Cuba estaría buscando reacciones de contención al proceso, por aquello de "lo que se anda diciendo en la prensa internacional" y porque según asegura la tradición, una vez destapada la caja de Pandora, difícil sería volver a taparla y mucho menos guardar los males.


¿Qué quieren?, ¿stripteases políticos como los de los ex socialistas europeos? Basta de tonterías, señores. Si lo que pretenden es que nos despellejemos en público, no lo lograrán. Si lo que quieren es que nos avergoncemos de nosotros mismos y de nuestra historia, no les daremos la oportunidad. Si lo que buscan es que la humorada desdiga de nuestra condición de pueblo valiente, listo, vencedor, mucho menos les daremos satisfacción. Incluso, tampoco lo obtendrán si persiguieran que, animados por un sentimiento de autopreservación, pusiéramos freno a esta revolución dentro de la propia Revolución y hagamos carne, en vez de proclamarlo en vallas, el concepto de Revolución que definió Fidel en el año 2000.


Por cierto, tomen nota de esa fecha. Tal vez se enteren ahora que la bola de nieve comenzó a rodar hace tiempo, solo que la hacemos visible en el momento oportuno, de la forma adecuada y en el lugar preciso. No olviden que quienes la echaron a rodar son conspiradores natos.

lunes, enero 21, 2008

LA PATRIA VOTÓ


Sí, la Patria votó. Porque nadie puede negar que más del 96 por ciento de los cubanos hayan asistido a las urnas y el una cifra superior al 91 por ciento lo haya hecho UNIDO, da argumentos suficientes para desacreditar las más acérrimas críticas y valoraciones promovidas por los grandes medios en campaña anticubana archiconocida por los internautas.

Sí, CUBA votó por su dignidad, por la vida de todos sus hijos y por la esperanza de millones de personas de todas las latitudes que han visto en el socialismo y en el modelo cubano, una solución a sus problemas de ingobernabilidad, antidemocracia y estancamiento social.

Tenemos una sociedad perfectible, pero justa y humana; digna, hermosa, solidaria e internacionalista que comparte lo que tiene, no lo que le sobra como ya ha precisado nuestro Comandante en Jefe en múltiples oportunidades.

Esta realidad que mostramos con sano orgullo hoy es para los incrédulos, para los que solo ven del sol sus manchas y desestiman su luz y el calor. Causan lástima a los que poco necesitan para ser gigantes como lo ha hecho nuestro pueblo a pesar de la guerra de todo tipo que recrudece el imperialismo contra nuestro país, propuesto a desmovilizar el pensamiento revolucionario e imponer sus paradigmas.
Enfrentando todo tipo de desafíos, en esta segunda fase de las eleccciones generales en Cuba,
LA PATRIA VOTÓ.

sábado, enero 19, 2008

EL VOTO UNIDO DE LA CONCIENCIA


  • Para los que en diferentes latitudes se arrogan el derecho de blasfemar acerca del ejercicio de la democracia en Cuba y que nosotros, como corderos, vamos y hacemos lo que los jefes mandan sin hacer valer nuestro criterio, nuestra conciencia y nuestros derechos, le reproduzco hoy, a menos de 24 horas de hacer realidad el ejercicio del voto de los cubanos para elegir a los Diputados al Parlamento y a los Delegados a las Asambleas Provinciales del Poder Ppular, las palabras del Comandante en Jefe cuando el 29 de diciembre de 1993 se refirió a este tema:
Que cada uno se sienta libre y actúe por conciencia
"No tendría valor un voto unido que se haga sin comprender la razón de ser.
Hay que comprenderlo, hay que estar conscientes. No se puede apelar al sentido de la disciplina y no puede ser una consigna, tiene que ser una convicción de la gente que calza muchas de las mejores cosas que tiene nuestro sistema electoral. Hay que convencer a cada revolucionario, a cada compatriota, no con la ilusión de que el ciento por ciento lo va a hacer. "Hay quienes dicen que cada ser humano es un mundo; pero, bueno, lo que importa es que cada uno se sienta libre y actúe por conciencia, porque esté persuadido de que debe hacerlo.
Si hay quien no quiere votar por alguno, está en su pleno derecho de no votar por alguno. Tiene derecho a votar por todos, por varios, por uno o por ninguno, debe sentirse realmente libre el ciudadano.
"El valor del voto unido es que exige un trabajo de persuasión, de educación, de formación, y es una apelación a la conciencia, no a la disciplina, (...)".

jueves, enero 10, 2008

CUBA por encima de cualquier nombre



Por Pedro Blanco Oliva

Una simple lectura del artículo de Ramón Sánchez Parodi, publicado en el diario Granma el pasado 5 de enero, bajo el título: En los caucuses de Iowa hubo una “revuelta”, pone de relieve la superioridad del sistema político cubano sobre las llamadas democracias representativas de los países capitalistas.
Lo primero que marca la deferencia es la postulación de los partidos de sus candidatos y la lucha intestina entre los del mismo bando.
La otra, la fortuna que deben tener los pretendientes para mantener una campaña propagandística que en estas presidenciales se perfilan como las más costosas.
Ya en fecha tan lejana como el 9 de mayo de 1885 en un comentario referido al tema enviado al periódico La Nación de Buenos Aires, el más universal de todos los cubanos señalaba: “…Es recia, y nauseabunda, una campaña presidencial en los Estados Unidos. Desde Mayo, antes de que cada partido elija sus candidatos, la contienda empieza. Los políticos de oficio, puestos a echar los sucesos por donde más les aprovechen, no buscan para candidato a la Presidencia aquel hombre ilustre cuya virtud sea de premiar, o de cuyos talentos pueda haber bien el país, sino el que por su maña o fortuna o condiciones especiales pueda, aunque esté maculado, asegurar más votos al partido, y más influjo en la administración a los que contribuyen a nombrarlo y sacarle victorioso”.
Y hasta una que otra afiliación religiosa, descontando claro, los chismes y posiciones ante cualquier acontecimiento trivial, cuenta.
Nosotros en cambio, y no hay peor ciego que él que no quiera ver, el único partido heredero del Partido revolucionario Cubano fundado por Martí para juntar y amar; no postula ni hace propaganda en las elecciones.
Aquí resulta intrascendente que te llames Barack Obama, Hilary Clinton, Michael Huckabes o José Rodríguez. Sólo cuentan las actitudes, los valores de honestidad y el sacrificio que supone servir al pueblo, sin cobrar nada por ello.
Por eso lo del voto unido, que no es capricho de nadie, es ser consecuente con un actuar que se aproxima a los 50 años, frente a una potencia imperialista que se ha empeñado todo el tiempo en dividirnos.
Ante tal desafío a los cubanos de hoy no les queda otra alternativa el venidero 20 de enero, cuando elijamos a los Diputados a la Asamblea nacional del Poder Popular, que ceñirnos a la máxima del Apóstol cuando sentenció: Quien se levanta hoy por Cuba, se levanta para todos los tiempos.