domingo, diciembre 11, 2005

¡Viva Cuba Libre!

Fue el primer grito de guerra que, a viva voz y garganta rasgada, lanzaron al aire hace 137 años hoy 10 de octubre, Carlos Manuel de Céspedes, perteneciente a la burguesía criolla más progresista en la que se habían desarrollado sentimientos antiesclavistas y seguros de que el desarrollo económico-social del país era incompatible con el mantenimiento de la esclavitud, le da la libertad a sus esclavos, seguro de que sin la participación de ellos en la guerra era imposible la victoria. Así estalló la primera guerra por nuestra liberación nacional.
Nuestra historia, desde la época de la llegada de los españoles hasta el triunfo de la Revolución, ha sido de constantes luchas entre oprimidos y opresores, es decir, entre los cubanos contra sus opresores.
A decir de Martí, Carlos Manuel de Céspedes no fue más grande cuando proclamó a su Patria libre, sino cuando reunió a sus siervos y los llamó a sus brazos como hermanos, será siempre paradigma y orgullo de todos los cubanos que reconocen en él al Padre de la Patria.
La revolución cubana, que comenzó precisamente un día como hoy, pero de 1868, es una sola hasta nuestros días. En ellas son inseparables los ideales de independencia nacional, justicia social y hermandad entre los hombres.
Los iniciadores lucharon contra un régimen colonial basado en la esclavitud y en una cruel estratificación social. Desde el comienzo participaron en la gesta hombres surgidos de las capas más humildes de la sociedad. Constituyeron la gran masa de combatientes y muchos alcanzaron altos grados militares y relevantes posiciones en la conducción de la guerra.
¿Cómo llegaron hasta ahí?
Desde comienzos de la segunda mitad del siglo XIX había madurado ya el proceso de formación de la nacionalidad cubana, al que había dado una sustancial contribución la obra precursora de notables pensadores, pedagogos, científicos y literatos, así como la influencia ejercida por las ideas que llegaban a Cuba del movimiento libertador y revolucionario de América y de otras partes del mundo.En esta etapa ya se habían agudizado las contradicciones entre la colonia y la metrópoli así como entre los requerimientos de desarrollo de las fuerzas productivas en ascenso y la persistencia de las relaciones de producción esclavistas aún predominantes.A partir de 1850 el proceso de modernización de la industria azucarera, la cigarrera y otras; el crecimiento del número de obreros asalariados; el desarrollo del ferrocarril y las comunicaciones, hacían que para la solución de las contradicciones mencionadas, fueran indispensables la abolición de la esclavitud y el logro de la independencia de Cuba como colonia de España.
Muchas son las hazañas que con gran satisfacción conoce el pueblo cubano, que como ningún otro, ha rendido merecido tributo a los mártires de nuestras guerras emancipadoras ha multiplicado el ejemplo de los mambises de esa época y de los revolucionarios de todas las épocas que se han fundido en un ideal común cargado de patriotismo.
La mayor importancia de este significativo hecho la ha expresado en múltiples oportunidades el Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz cuando manifestó que:“Aquella década dio hombres extraordinarios, increíblemente meritorios, comenzando por Céspedes y continuando con Agramonte, Máximo Gómez, Calixto García e infinidad de figuras(...) Esos hombres, con sus acciones, contribuyeron a la formación político-Ideológica de nuestro pueblo.
Constantes muestras de patriotismo, desinterés, decisión, heroísmo, valentía, intransigencia revolucionaria e internacionalismo, nos brindaron a lo largo de esos diez años de lucha”....”Internacionalismo en las figuras del norteamericano Henry. M. Reeve, el polaco Carlos Roloff, el mexicano Gabriel González y a los dominicanos Modesto Díaz y Máximo Gómez.”
Sergio Rivero Carrasco

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