lunes, septiembre 10, 2007

A 27 años de un crimen sin castigo

Hoy 11 de septiembre se cumplen 27 años del asesinato en plena avenida Queens Boulevard de New York del joven diplomático cubano Félix García Rodríguez, quien ha devenido en paradigma de los periodistas cubanos, como lo fue él de profesión y como el combatiente revolucionario que muchos hubiéramos querido ser.
Los capos de la mafia de Miami celebraban ese día el éxito de su última hazaña terrorista: el asesinato de Félix , ejecutado en plena calle de Nueva York por el matón más sanguinario de que disponían, Pedro Remón .
Fue el primer y único asesinato de un diplomático adscrito a la ONU y la noticia recorrió inmediatamente el mundo entero.
Nunca castigado por este hecho, Pedro Remón sigue siendo un terrorista activo, estuvo detenido en Panamá con el cabecilla Luis Posada Carriles y, pronto regresó impunemente a su residencia de Florid, recibido con honores por la Mafia Cubanoamericana.
¿Cómo sucedieron los acontecimientos?
Félix iba por Queens Boulevard cuando tuvo que parar en un semáforo de la esquina de 55th Street. Fue en este momento que, en una fracción de segundos, su mundo basculó.
Desde un vehículo que vino a parar a su lado, un desconocido apuntó una ametralladora MAC 10 y empezó a disparar. Un proyectil le alcanzó al cuello y lo dejó inanimado.
Su vehículo fue a estrellarse contra otro auto que venía en dirección opuesta. Los asesinos pararon entonces su carro, salió el hombre de la ametralladora y le dio a Félix otro tiro en la cabeza. Este hombre se llama Pedro Remón, un terrorista del grupo Omega 7. El chofer del vehículo era Eduardo "Omar" Arocena, jefe de ese grupo criminal, ya autor de una larguísima lista de atentados. "Omar" celebraba ese mismo día el sexto aniversario de su organización.
Y el primer asesinato de un diplomático en la ONU era para él una hazaña que iban a festejar, en Miami, los capos de la mafia cubano-americana, quienes sostenían ciegamente su acción terrorista. Con la bendición de la CIA y del FBI. Es probable que el "informante anónimo" que llamó luego por teléfono a la agencia de prensa United Press International (UPI) para decir que la organización terrorista Omega 7 se responsabilizaba con el hecho, fuera el propio "Omar".
En la ONU…En Washington, la Sección de Intereses de Cuba en Estados Unidos, máxima representación de la Isla en territorio norteamericano, fue avisada por las autoridades a las 7 de la tarde.
Ramón Sánchez-Parodi, entonces jefe de la Sección, se dirigió inmediatamente hacia la metrópoli. Ahí, una fuerte conmoción se había apoderado de la comunidad diplomática de las Naciones Unidas. Por primera vez, terroristas habían usado la violencia contra un representante legítimo de un país miembro de la organización. Nunca nadie se había atrevido a tal crimen y nunca más volvería a suceder tal ignominia. El propio embajador de Washington ante la ONU, Donald McHenry, calificó el crimen de "mancha sobre los Estados Unidos".
En la ONU, el embajador cubano, Raúl Roa Kourí, habló con toda claridad: "Estos grupos de asesinos profesionales tienen diversos locales en el país sede de nuestra organización internacional —subrayó—. Sus miembros y dirigentes hacen declaraciones públicas en la prensa hispana de Nueva York y realizan mítines en plena calle, alardeándo groseramente de sus intenciones criminales". Y recordó con justeza: "Son los mismos que, en el curso de los dos últimos años, han detonado cinco bombas en las oficinas de la Misión cubana ante la ONU y colocaron una bomba plástica de alta potencia en el carro del representante permanente de Cuba ante esta organización".
Añadió: "Félix García Rodríguez ha muerto como consecuencia de que sus cobardes asesinos quedaron impunes de sus crímenes anteriores". Las investigaciones subsecuentes, concluidas años más tarde, iban a darle enteramente la razón.A pesar del impacto internacional que tuvo la muerte de Félix García Rodríguez, el FBI tardó hasta 1981 —por lo menos oficialmente— antes de empezar a identificar a los autores del crimen.
En diciembre de 1980, según el documento de la organización, Pedro Remón —el hombre de la ametralladora— y otro emigrado cubano, Ramón Sánchez, son interrogados por el Servicio de Inmigración y Naturalización (INS) cuando cruzan la frontera canadiense, procedentes de Montreal.
Aunque pocas horas antes había explotado una bomba en el Consulado cubano en la entonces metrópoli de Canadá, los dos individuos no son interrogados sobre este tema. Sin embargo, el INS transmite al FBI los datos de los dos individuos y la organización policíaca "descubre" entonces, ¡por fin!, a la red Omega 7.
La investigación sobre Remón y Sánchez permite, en efecto, a los especialistas descubrir sus lazos con Eduardo Arocena, Andrés García y Eduardo Fernández Losada y darse cuenta de la existencia misma de la organización.

HOY ESTRÁ FÉLIX ENTRE NOSOTROS
Cuando el reloj marque exactamente las diez de la mañana, sus compañeros estaremos frente al sitio que guarda su ejemplo para la posteridad con un gesto de amor sin igual, para ofrendarle las flores más hermosas que jamás haya recibido: La amistad, el cariño y el respeto al hombre que nos legó su heroísmo.

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