lunes, septiembre 17, 2007

El hombre: centro del pensamiento del Che


Para el CHE uno de los elementos más importantes en el socialismo es el nuevo personaje que apareció: La masa, pero no como una suma acéfala de personas que siguen sin rumbo ni criterio a los líderes; por el contrario, es la unidad en la diversidad de personas pertenecientes a diferentes sectores de la sociedad, cada una con sus prpias realidades y vivencias; con aspiraciones, sueños y razones para luchar por un mundo mejor. Es la masa integrada por los hombres que determinan, en última instancia, el derrotero de la sociedad.

Son esas algunas de las reflexiones que hicieron los presentes en la sesión de Estudio Colectivo en la sala expositiva Félix García Rodríguez del periódico Victoria en la Isla de la Juventud, al abrazar con sumo amor y vuelo El Socialismo y el Hombre en Cuba, escrito por el Che para los lectores uruguayos, el cual daba respuesta con sus argumentos a las prédicas de los voceros del Capitalismo que, como un argumento en la lucha ideológica contra el socialismo, expresaban que este último se caracteriza por la abolición del individuo en aras del Estado.

No vieron en aquel momento ni lo ven ahora, que la esencia del socialismo es el hombre y lo pone en su centro en cualquiera de sus variantes. El Socialismo, como sistema social, es el único hasta el momento que ha llevado al hombre a su verdadera libertad demostrado con la praxis que es muy, pero muy difícil que alguna persona que no ha vivido esas experiencias y, sobre todo en nuestro país, tanto en los tiempos del Che como hoy; alguien que no haya vivido la experiencia de una Revolución como la nuestra, la existencia de esa estrecha vinculación, unidad dialéctica del individuo y la masa, donde ambos se interrelacionan y a su vez, la masa como un conjunto de individuos, se relaciona con los dirigentes.

Claro está, también fueron precisadas por él la valía de los dirigentes, el sentido de responsabilidad, la fidelidad sin límites a la causa que defiende, el ejemplo personal que emana, su capacidad de convocatoria, el sentido humanista de su actuar y sobre todo, su capacidad de diálogo, de comunicación, de interlocución con sus subordinados y compañeros.

El socialismo no se hace con hombres incapaces de ver las manchas del sol porque no son honestos. El sol tiene luz, pero también manchas y no podemos ser más perfectos que el sol, pero estamos en el deber de atenuar con nuestro actuar y con los de todos los cubanos, las manchas que pudiéramos tener y que en un momento determinado entorpecerían el desarrollo impetuoso de la Revolución.

Hoy por doquier debatimos con amplitud los errores e insuficiencias con espíritu creador y revolucionario. Sabemos que lo logrado hasta hoy hay que defenderlo hasta con los dientes, si fuera necesario, pero también estamos conscientes de que el Imperialismo no ha podido aplastar a la Revolución y no podemos dejar que nunca pueda hacerlo.

Vuelve entonces el hombre a colocarse en el centro de la sociedad, en el punto más importante de la dinámica política e ideológica. Es el hombre la brújula de la nación y el que transforma careadoramente el medio como protagonista principal de la obra. Es aquí donde se imbrica con las esencias el concepto de Revolución dado por Fidel el Primero de Mayo del 2000 y que de forma creadora tenemos que aplicar y desmontar.

Está el Che, en el aniversario 40 de su caída en combate en Bolivia, más presente que nunca en el interés de construir el Socialismo del Siglo XXI que proclama el Presidente Chávez y en formar el hombre del Siglo XXI, nosotros mismos, como aseveró en este histórico documento que, escrito en 1965, ha venido hasta aquí para ratificarnos sus apreciaciones y consejos de cómo obrar para que ese noble y justo empeño, llegue victorioso a consumarse.

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