Por Idania Rodríguez Echevarría/AIN
“No podremos aprender a juzgar sin haber aprendido a participar; y no habrá nunca modo de hacerlo sin sentirnos comprometidos con un solo pecho y una sola mente, una vez más”, destaca hoy el informe de la comisión Cultura y Sociedad presentado en el VII Congreso de la UNEAC que sesiona desde hoy en el Palacio de las Convenciones.
Con la presencia de Raúl Castro Ruz, presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, de unos 400 delegados y 200 invitados se desarrolla la sesión plenaria con el debate de este tema
La necesidad de un análisis sereno e inteligente que ayude a desechar lo realmente inservible es una de las directrices que señala el documento.
En ese sentido, el texto hace alusión a las palabras de Fidel el 17 de noviembre de 2005, cuando en el Aula Magna de la Universidad de La Habana convocó a reconfigurar la participación de los escritores y artistas en los futuros de la Revolución.
“En tiempos de adversidad y confrontaciones, hemos de ir definiendo la nueva cartografía en que se inscribirá la Cultura Revolucionaria Cubana. Tenemos mucho camino andado, y el análisis sereno e inteligente, nos ayudará a desechar sólo lo realmente inservible, pero habremos de ser implacables en el ejercicio permanente de la crítica y la implementación de ámbitos que la favorezcan. Porque como se decía en los documentos del pasado Congreso, citando a Martí, en Nuestra América: “la crítica es la salud, pero con un solo pecho y una sola mente…”.
La unidad de todas sus fuerzas ha sido y sigue siendo la estrategia fundamental de la Revolución cubana, pero unidad no equivale a homogeneidad de pensamiento, sino a la concertación de los puntos de vistas diferentes, precisa el documento, por lo cual se habla de la consolidación de un consenso que incluye a todos, que aunque no piensen exactamente igual, aspiran a una sociedad mejor basada en la independencia y la justicia social.
Menciona el informe de que se tiene certeza de que la población aún está insatisfecha con las opciones de recreación que se le brindan, tema abordado en el VI Congreso bajo el prisma de que la cultura es expresión de identidad, es fuente de vida espiritual y sustento de todo sistema de valores.
Asimismo se considera que las programaciones culturales llevadas a cabo en medio de dificultades que siempre parecen insuperables, constituyen un logro incuestionable.
El documento señala, en cambio, que se ha producido un desfasaje entre el proyecto cultural de la Revolución y los referentes que establecen para sí mismos amplios sectores del pueblo.
A propósito, destaca la influencia negativa que tiene la guerra promovida desde las nuevas tecnologías de la comunicación, la industria del entretenimiento y las estrategias de mercadeo
Sin embargo, apunta el informe, que en ocasiones se percibe, con amargura, que esos ¨otros¨ responsables del daño no están fuera, sino también dentro de la sociedad, y que no se trata de enemigos malintencionados, sino de los propios compañeros de lucha.
“Nos referiríamos, seguramente con justicia, a las insuficiencias de todas las entidades que tienen que ver con la formación del ciudadano y a las concesiones que en espacios como los destinados al turismo, las redes gastronómicas y el comercio, reproducen y difunden lo peor de los modelos seudoculturales impuestos por la globalización. Y que esto es aun mucho más grave cuando se hace desde las instituciones y empresas de la cultura, o se distribuye y amplifica cotidianamente a través de nuestros medios de difusión, tanto en sus espacios para el llamado entretenimiento como en aquellos con propósitos educativos o informativos”.
También señala el imponderable de una cultura democrática, de estimular la inteligencia y sensibilidad para animar una conciencia crítica y participante, y de crear mecanismos de autodefensa frente a la invasión arrasadora de los instrumentos de banalización.
Particular importancia se le atribuye a la formación del público, la creación en los últimos 10 años de diferentes programas especiales vinculados con la Batalla de Ideas que han producido transformaciones radicales en todos los niveles de la enseñanza en Cuba, así como también en la capacidad de influir en la formación de valores desde la escuela.
El informe refiere que muchos de los más destacados intelectuales y artistas se consideran con razón, herederos de una estirpe pedagógica que es uno de los hilos conductores de la cultura cubana, y que se vio además renovada y fortalecida con el triunfo del primero de enero de 1959 al que aportó desde su gestación una invaluable vocación de civilidad y patriotismo.
Cualesquiera que sean las modalidades que se adopten en el futuro, será primera responsabilidad de la UNEAC vigilar la calidad de todos los procesos culturales que tengan lugar en la sociedad cubana y a la vez construir un espacio permanente para el dialogo sereno, analítico y crítico como siempre lo ha requerido la cultura.
El documento señala finalmente que es posible percibir con claridad que la intelectualidad cubana no podrá juzgar sin haber aprendido a participar y no habrá nunca modo de hacerlo sin sentirse comprometida con un solo pecho y una sola mente una vez más.