Al iniciar el año en Cuba un tema recurrente que aflora es el de los resultados de la mortalidad infantil en el que culmina. Así llegamos al tema que me ocupa hoy, que no por evaluarlo como un accionar de día a día, nos deja de sorprender cuando al final de los últimos 365 días podemos apreciar cuánta voluntad política, cuánta consagración y esfuerzo depositado por los profesionales de la Salud y cómo ha ido aparejado el desarrollo científico-técnico con los resultados obtenidos.
El Municipio Especial arriba al cierre de 2008 con una tasa de 2,9 por cada mil nacidos vivos, la segunda más baja de la historia en el territorio y la segunda más baja también de los territorios del país.
En nuestro caso las principales causales que provocaron las tres defunciones se concentran en al bajo peso a nacer y a otras afectaciones perinatales y se evalúa como muy positivo el hecho de que no haya fallecidos por anomalías congénitas lo que es una muestra de los resultados que ya se van teniendo de la aplicación del pesquisaje activo, la acción de los factores de la comunidad como el médico y la enfermera de la familia y la nueva concepción de la red cubierta con especialistas, masteres y licenciados especializados que han podido dar respuesta inmediata a los casos presentados.
Otro aspecto de gran interés es que también por cuatro años consecutivos no se producen muerte materna, aun cuando muchos de los nacimientos se produjeron durante el paso y posterior a los huracanes Gustav y el Ike, lo que habla de la alta responsabilidad de los profesionales en su desempeño en situaciones tan adversas.
El hecho de que el país haya obtenido una tasa de 4,7 por cada mil nacidos vivos es una proeza de la salud, de la voluntar política del Estado Cubano y del desempeño de sus profesionales a lo largo y ancho del verde caimán. Hay algunos pequeños datos que hablan por sí solos y son los referidos a que al triunfo de la Revolución el Primero de Enero de 1959, la tasa era de 60 y diez años después había bajado a 38,7 y en el 2000 alcanzó el 7,2. En ocho años ya exhibe el 4,7.
Si hiciéramos una breve comparación con otras naciones del continente, precisamente las más desarrolladas, apreciamos que los Estados Unidos, según la UNICEF, en el Estado mundial de la Infancia en el 2008, tenía una tasa de 6 por cada mil nacidos vivos y Canadá 5, Chile 8 y a partir de Costa Rica que cerró con 11 llega hasta 60 en Haití. Como pueden observar Cuba se encuentra a la cabeza en estos resultados que tanto expresan la aplicación de la Carta e la ONU sobre los derechos humanos, precisamente el país que ha sobrevivido al brutal bloqueo económico, ideológico y social de Estados Unidos por más de 47 años.
Por eso expresaba en el título de este trabajo que ese resultado en la Isla de la Juventud y en Cuba, no es una casualidad. Como expresaba un colega en el periódico Granma, “es el resultado de una épica lucha, contra viento y marea, que ha librado la Revolución a favor del primero de los derechos: la Salud”.