sábado, enero 09, 2010

Terrorismo visceral


 Solo al presidente Barak Obama y su pandilla malhechora, conceptualizadores de un terrorismo visceral, como fieles representantes del Imperio más mentiroso, terrorista y hostil que haya conocido la humanidad, son capaces de ubicar a Cuba en la lista de los países terroristas del planeta y a los cubanos como muy peligrosos para la seguridad nacional de Estados Unidos porque pueden poner en juego la estabilidad de esa nación.

¡Basta de blasfemar y tomarnos como base material de estudios para promover estados de opinión mediáticos sobre nuestro país!



Toda Cuba ha protestado y exigido la exclusión de ese engendro elaborado solo para esconder tras él las verdaderas intenciones y prácticas terroristas ejercidas por la potencia norteña.

Para los yanquis no es concebible la valentía, dignidad y resistencia del pueblo cubano frente a sus sistemáticas embestidas por cualquier flanco para hacer daño al país, impida el desarrollo y promueva el desaliento en la población. Esa ha sido esa estrategia seguida por el gobierno que menos se respeta en el planeta por su actuación inescrupulosa y maligna en relación con Cuba.

Desde el triunfo revolucionario, nuestra máxima dirección ha sido paladín del respeto incondicional a la autodeterminación de los pueblos, al ejercicio de una solidaridad consecuente demostrada en con la presencia de miles de profesionales de la educación, la salud, las construcciones, las ciencias entregando amor en cada sitio donde han colaborado.

Suman millones las vidas salvadas, los discapacitados con tratamientos específicos en correspondencia con la dolencia que poseen, los desposeídos que ya pueden leer y escribir con el programa Yo sí puedo, dejando atrás un considerable lastre de dependencia y oscuridad ante los desafíos de la libertad cultural y étnica de los latinoamericanos. Esas son las acciones terroristas por las que se incluye a Cuba en esa trampa.

Desde los primeros momentos del triunfo del proceso renovador en Cuba, se dieron a la tarea de condenarlo. Así se suman a la lista que sí es verdadera, la explosión del buque francés La Coubre que costó la vida a cientos de cubanos, el incendio de la tienda por departamentos El Encanto, el incendio de centrales azucarera, almacenes, campos de caña; ataques piratas como el de Boca de Samá.

También fuimos injuriados de “exportar revoluciones” como si ello fuera una mercancía y no una decisión de los pueblos convencidos de su necesidad para hacerlas; Nos agredieron por Playa Girón y los derrotamos en 72 horas, buscaron más pretextos para sacarnos de la Organización de Estados Americanos y fue necesaria una Segunda Declaración de La Habana, una actitud de pantalones para enfrentar lo que se denominó Crisis de Octubre que puso al mundo al borde de una conflagración mundial.

Esa práctica, convertida en política imperial, no es ajena al mundo que observa con irritación los paradójicos calificativos empleados por los yanquis para caracterizar a la mayor de las Antillas.

La doble moral mantenida desde siempre por Estados Unidos y reforzada durante los mandatos de Bush hijo y ahora, bien dictaminado ayer por la Corte de Apelaciones de Estados Unidos, los poderes del Presidente están por encima del derecho internacional. Así podrá mantener presos a los CINCO, la Ley Helms Burton, el Bloqueo, la Base Naval de Guantánamo, las bases militares en Colombia, las guerras en el oriente medio, incluso, caer sobre África.

¡No se equivoquen! No es posible engañar todo el tiempo. Los pueblos se cansan y lo que hoy es una baja y hostil política puede tener un efecto bumerán y caer sobre ellos, la mayor desmoralización, con toda la fuerza y razón que le asiste a un pueblo digno.

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