martes, agosto 02, 2011

Un sueño de Fidel está de cumpleaños




Este aniversario 33 de Isla de la Juventud reviste especial connotación, en primer lugar por la cercanía del 85 cumpleaños de Fidel, el venidero 13 de agosto.

Uno de sus sueños más hermosos fue y sigue siendo no solo el nuevo nombre para la antaño olvidada Isla de Pinos, sino también el profundo contenido dado por el Comandante en Jefe al anhelo de los miles de jóvenes movilizados de toda Cuba para restaurar los daños ocasionados por el ciclón Alma en 1966, y la genialidad de haber convertido este lugar en laboratorio de sus ideas de avanzada en la formación del hombre nuevo y el desarrollo de las potencialidades de la región.

"Pero todavía no se puede llamar 'Isla de la Juventud' en el sentido real de la palabra", advirtió a aquellos muchachos que en el laborioso verano de 1967 pedían poner a la Isla ese otro apellido, atendiendo a los miles de columnistas llegados de distintas provincias del país, y los retó aquel 12 de agosto de 1967:

"Llamémosla Isla de la 'Juventud' cuando la juventud con su obra haya hecho algo grande, haya revolucionado... la naturaleza y pueda exhibir el fruto de su trabajo, haya revolucionado... la sociedad".

CONTINUIDAD DEL PROTAGONISMO JUVENIL

De cuánto caló ese llamado vuelven a hablar por estos días los jóvenes de entonces en su ya tradicional intercambio con las nuevas generaciones, durante las actividades emprendidas desde el sábado último para festejar el aniversario de la proclamación de Isla de la Juventud, 11 años después del desafío, ya con más de 40 planteles educacionales en el campo, entre otras realizaciones, y los primeros estudiantes africanos llegados para superarse aquí, así como una revolución educacional que, por iniciativa de Fidel, hizo de la ínsula una gran escuela para el Tercer Mundo, que hoy cosecha sus frutos en los más de 50 mil graduados aquí como universitarios y técnicos al servicio de sus pueblos.

Junto a los constructores y agropecuarios, muchos de los cuales se hicieron profesionales al calor del duro trabajo, están también educadores orgullosos de su obra, y la creciente avidez de los más bisoños preguntando y nutriéndose de la enseñanza e historia viva de quienes fueron consecuentes con su lema de "Jamás abandonaré mi Isla".
De la continuidad del protagonismo juvenil intercambian desde el activo juvenil campesino y la gala político cultural, y comparten reflexiones en las que no falta cómo se ha diversificado la economía local, insertada en la actualización del modelo cubano, las nuevas inversiones, la eficiencia alcanzada en la generación eléctrica, luego de crecer en casi 100 veces, y el vertiginoso incremento poblacional, que de 11 mil habitantes en 1959, ya supera los 86 000, con predominio de los de 25 a 34 años de edad, como resistiéndose a dejar de ser fieles al calificativo de Isla de la Juventud.

CONFIANZA E INCERTIDUMBRE

El acuerdo adoptado a finales de junio de 1978 por el Parlamento cubano, fue proclamado oficialmente en multitudinaria concentración encabezada por Fidel frente al Monumento Nacional Presidio Modelo y la presencia, para mayor simbolismo, de los primeros estudiantes de países hermanos.

Luego de significar el especial homenaje que representaba para las nuevas generaciones del orbe, que por esos días celebraban en Cuba su XI Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, Raúl Roa, en ese momento vicepresidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, subrayó que la histórica decisión era prueba de confianza de que, aun cuando quedaban frentes por consolidar, continuaría el esfuerzo juvenil por modelar el progreso de la región, luego de haberla sacado del atraso y hacerla parte viva de la nación.

Pero mientras aquel reto sigue en pie aquí y alienta el entusiasmo juvenil, como muestra de la renovada confianza en las nuevas generaciones, mayor es el contraste con los crecientes peligros e incertidumbres que golpean en gran parte del mundo –desde la Noruega aún de luto hasta el Chile de las protestas estudiantiles– a su población más bisoña, sin oportunidades ni paz ni futuro.

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