Histórica imagen síntesis de triunfo
revolucionario y paradigma de lucha
revolucionario y paradigma de lucha
El triunfo en las elecciones presidenciales del candidato Hugo Chávez ayer domingo constituyó también un digno homenaje al Ché en el aniversario 45 de su muerte-vida porque en realidad mataron al hombre y multiplicaron sus ideas e imperecedero ejemplo de lucha y rebeldía contra todas las formas de explotación. Hijo de América y venerado por sus coterraneos Latinoamericanos, junto a la Revolución Cubana y Bolivariana, y a todos los procesos democráticos gestados en esta parte del mundo, estará siempre viva la figura del Guerrillero Heroico.
Che Comandante, amigo
El 8 de octubre de 1967, en el combate de Quebrada del Yuro, tras ser
herido de bala en su pierna izquierda, inutilizado su fusil y sin cargador en
su pistola, es hecho prisionero el Comandante Ernesto Che Guevara. Más tarde,
por orden de la CIA, es asesinado, al igual que varios de sus compañeros de
lucha.
En los días siguientes, las agencias internacionales de prensa comenzaron a
difundir despachos relacionados con su muerte en Bolivia.
El 15 de octubre, Fidel en una comparecencia por la Televisión Cubana
confirmó la caída del Che en Bolivia y anunció que el 18 de ese mes se
efectuaría en la Plaza de la Revolución José Martí una velada solemne.
Este día, ante una impresionante multitud silenciosa, sin previa
presentación, el Poeta Nacional Nicolás Guillén ocupó el podio situado en la
tribuna y su emocionante voz reflejó en versos el sentimiento de todo un
pueblo.
Che Comandante
No porque
hayas caído
tu luz es
menos alta.
Un caballo
de fuego
sostiene tu
escultura guerrillera
entre el
viento y las nubes de la Sierra.
No por
callado eres silencio.
Y no porque
te quemen,
porque te
disimulen bajo tierra,
porque te
escondan
en
cementerio, bosques, páramos,
van a
impedir que te encontremos
Che
Comandante,
amigo.
Con sus
dientes de júbilo
Norteamérica
ríe. Mas de pronto
revuélvese
en su lecho
de dólares.
Se le cuaja
la risa en
una máscara,
y tu gran
cuerpo de metal
sube, se
disemina
en las
guerrillas, como tábanos,
y tu ancho
nombre herido por soldados
ilumina la
noche americana
como una
estrella súbita, caída
en medio de
una orgía.
Tú lo
sabías, Guevara,
pero no lo
dijiste por modestia,
por no
hablar de ti mismo.
Che
Comandante,
amigo.
Estás en
todas partes. En el indio
hecho de
sueño y cobre. Y en el negro
revuelto en
espumosa muchedumbre,
y en el ser
petrolero y salitrero,
y en el
terrible desamparo
de la
banana, y en la gran pampa de las pieles,
y en el
azúcar y en la sal y en los cafetos,
tú, móvil
estatua de tu sangre como te derribaron,
vivo, como
no te querían,
Che
Comandante,
amigo.
Cuba te sabe
de memoria. Rostro
de barbas
que clarean. Y marfil
y aceituna
en la piel de santo joven.
Firme la voz
que ordena sin mandar,
que manda
compañera, ordena amiga,
tierna y
dura de jefe camarada.
Te vemos
cada día ministro,
cada día
soldado, cada día
gente llana
y difícil
cada día.
Y puro como
un niño
o como un
hombre puro,
Che
Comandante,
amigo.
Pasas en tu
descolorido, roto, agujereado
traje de
campaña.
El de la
selva, como antes
fue el de la
Sierra. Semidesnudo
el poderoso
pecho de fusil y palabra,
de ardiente
vendaval y lenta rosa.
No hay
descanso.
¡Salud
Guevara!
O mejor
todavía desde el hondón americano:
Espéranos.
Partiremos contigo. Queremos
morir para
vivir como tú has muerto,
para vivir
como tú vives,
Che
Comandante,
amigo.
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