- José Pertierra llegó a los Estados Unidos desde Cuba a los 9 años. Obtuvo un Bachelor of Arts en Loyola University, Los Ángeles; y se graduó en leyes por la Universidad de Georgetown en Washington DC, ciudad donde reside y tiene su bufete. Como profesional se ha especializado en casos de Derechos Humanos e Inmigración. Representa al gobierno venezolano en el caso para la extradición del terrorista Luis Posada Carriles. A propósito de las modificaciones a la política migratoria cubana nos concedió la siguiente entrevista.
Iroel Sánchez: ¿Qué opinión le
merecen las modificaciones a la política migratoria cubana teniendo en
cuenta su doble condición de emigrado cubano en Estados Unidos y jurista
especializado en temas migratorios en la capital de ese país?
José Pertierra: La nueva
reforma migratoria anunciada por Cuba el 16 de octubre es bienvenida
por todos los cubanos. Llevábamos años esperando el anuncio.
Es prudente que los niños tengan que
pedirle autorización a sus padres para poder salir de su casa a pasear,
pero no se le debe restringir de esa manera a los adultos. Los
requisitos de la tarjeta blanca y la carta de invitación son ejemplos de
un paternalismo desbordado que no hacía nada más que generar un
resentimiento innecesario entre la población.
Nadie tiene el derecho de entrar a un
país extranjero. Es un privilegio poder recibir visas para visitar a
otros países, pero sí tenemos el derecho de salir y volver a entrar a
nuestro propio país sin tener que pedirle permiso a nadie.
El requisito de la Tarjeta Blanca fue una
medida que ya existía desde la época de Batista y que la Revolución
aprovechó para evitar la fuga del país de los esbirros de la dictadura
de Fulgencio Batista. La restricción continuó como una forma de
contrarrestar la politización de las leyes de inmigración de parte del
gobierno de los Estados Unidos, que ha tratado por décadas de estimular
la fuga de cerebros cubanos para así desestabilizar al país.
Sin embargo, las restricciones impuestas
para poder salir del país han resultado contraproducentes para la propia
Revolución, y a pesar de que Washington sigue politizando sus leyes de
inmigración este paso que ha tomado Cuba es uno de principios que
muestra respeto a sus ciudadanos.
Sin embargo, aún quedan algunos
ciudadanos cubanos que necesitan pedir permiso para salir del país. Por
ejemplo, los que están sujeto a proceso penal y los que tienen pendiente
el cumplimiento de alguna sanción penal. Esto tiene su lógica, y es
consistente con la política migratoria de la gran mayoría de los países
del mundo. Una persona que tiene pendiente un proceso penal pierde el
derecho a salir del país, mientras que tenga los cargos o el
cumplimiento de alguna sanción penal pendiente.
También se les impone límites a los que
están sujetos a cumplir servicio militar en el país, y personas que
ejercen ciertas profesiones u oficios que la nación considera necesarias
para el desarrollo económico o científico, así como para la seguridad
nacional.
Espero que las personas afectadas por
esas restricciones tengan el derecho de revisar la evidencia relacionada
a su caso y que se establezca un proceso de apelación. Es importante
que cualquier decisión negativa no sea ni arbitraria ni misteriosa. La
apelación debiese ser un proceso transparente.
¿Hay alguna medida importante que queda por anunciarse?
Sí, aún quedan unas cuantas, pero ojalá
pronto la Revolución permita a los balseros que salieron ilegalmente de
Cuba durante el periodo especial poder regresar a su país. Decenas de
miles todavía no han podido regresar a ver sus familiares. Ya han pasado
20 años desde esa ola migratoria y no es justo seguir castigando a los
que decidieron irse del país en balsas en esa época.
Todo cubano tiene el derecho de entrar y
salir de su propio país, y ese derecho debiese ser respetado por la
Revolución. La manera de castigar a los ciudadanos que violan las leyes
es a través de un proceso legal en Cuba, pero nunca se le debe prohibir a
un cubano regresar a la patria.
IS: ¿Pudiera resumir cuán diferente y cuán semejante es la emigración cubana en Estados Unidos de las de otros orígenes?
JP: El fenómeno de la
emigración cubana se parece a todas las demás. Es fundamentalmente
económico: los migrantes son personas que deciden emigrar para tratar de
mejorar su situación económica en otro país donde quizás tengan más
oportunidades para ganar un mejor salario.
Incluso, al principio de la Revolución
los que salieron del país, alegando razones políticas, lo hicieron
porque perdieron su posición privilegiada en Cuba y vieron a Miami como
una mejor opción para seguir viviendo como una clase privilegiada.
Muchos no lo saben, pero el bloqueo
impide que los deportistas, artistas y profesionales cubanos trabajen
temporalmente en los Estados Unidos. Para poder ganar dinero en los
Estados Unidos, los cubanos tienen que primero salir de Cuba de forma
definitiva, abandonar a su país y a sus familiares, establecerse allá y
entonces reciben autorización de empleo. Esa restricción solamente
existe para los cubanos. La idea es estimular la fuga de talento y
cerebros de Cuba.
El imán de la emigración es económico. La
decisión de emigrar no es fácil. El emigrado tiene que dejar atrás a
sus familiares, costumbres, historias compartidas, olores y sabores y
vivir en suelo ajeno, mientras que trate de aprender otro idioma y
tristemente ver que sus hijos, nacidos y criados fuera de la patria,
carecen de cubanía.
IS: ¿Cuál cree que sea la
reacción del gobierno norteamericano en términos jurídicos y políticos
ante el nuevo escenario que crean estas normas?
JP: La diferencia en los
Estados Unidos entre el inmigrante cubano y el inmigrante de cualquier
otro país del mundo es que los Estados Unidos premia a los cubanos que
llegan a sus tierras y persigue a los demás. Deporta a los mexicanos,
mientras que a los cubanos le regalan la Green Card (residencia
permanente) y un desfile en Miami, aunque hayan ingresado ilegalmente a
los Estados Unidos.
Los Estados Unidos tienen una política
incoherente en relación al tema de la inmigración cubana. La ley de
ajuste cubano estimula la emigración ilegal y riesgosa, porque premia a
los que se lanzan al mar y logran llegar a terra firme estadounidense
con los “pies secos”, pero esa misma ley sirve como pretexto para que la
SINA le niegue las visas de visitante a la abrumadora mayoría de los
cubanos que quieren viajar temporalmente a ese país.
Es que hay una presunción legal que rige
toda solicitud de visa temporal a los Estados Unidos: se presume que los
que piden visas de turismo quieren quedarse a vivir permanente en los
Estados Unidos. Por eso, el solicitante tiene el peso de la prueba que
va a salir del país y regresar a su casa, cuando se le vaya a vencer su
estadía en los Estados Unidos.
Eso es lo que impide que generalmente los
Estados Unidos otorguen más visas de turismo. Si a esa presunción legal
le añadimos el hecho que existe una norma llamada La Ley de Ajuste
Cubano–que permite que todo cubano que esté en los Estados Unidos por un
año y un día pueda quedarse legalmente, incluso con autorización de
empleo—no sorprende que la SINA rechace tantas solicitudes de visa de
parte de cubanos. Irónicamente, la ley de ajuste cubano milita contra
las posibilidades de poder viajar legalmente a los Estados Unidos.
Es hora de que Washington la elimine y
normalice el flujo migratorio entre los dos países. Sin la ley de ajuste
cubano, más cubanos pudieran recibir visas para visitar a sus
familiares den los Estados Unidos sin tener que arriesgarse a perder sus
vidas tratando de cruzar el estrecho de la Florida en una balsa.
Desde hace tiempo Cuba viene
flexibilizando las medidas migratorias, mientras que los Estados Unidos
ha ido endureciéndolas. Quizás el Presidente Obama vea la ironía que
Cuba reconozca el derecho de sus ciudadanos de visitar a los Estados
Unidos, pero que Washington le siga violando el derecho de los
estadounidenses de visitar a La Habana.
Creo que todos los cubanos de buena
voluntad añoran la normalidad las medidas migratorias: de parte Cuba y
también de parte de los Estados Unidos. Ahora le toca a los Estados
Unidos responder a las medidas anunciadas por Cuba. El Presidente Obama
debiese:
1. Eliminar las restricciones que impiden que los estadounidenses viajen a Cuba libremente.
2. Eliminar la ley de ajuste cubano y todos sus componentes, incluyendo las medidas diseñadas para seducir a los médicos cubanos con el fin de que abandonen sus responsabilidades en terceros países para emigrar a Miami. (Publicado en CubAhora)
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