viernes, noviembre 30, 2012

30 de noviembre de 1956: El heroico levantamiento en Santiago de Cuba



Tomado de Granma


Un día como hoy, hace exactamente 56 años, la ciudad de Santiago de Cuba, siempre heroica, tuvo uno de esos amaneceres que enriquecen y alzan la historia de nuestro pueblo. Un día como hoy, Santiago de Cuba vibró con un alzamiento revolucionario que, dirigido por el intrépido Frank País y coordinado por el Jefe de la Revolución, Fidel Castro, fue concebido para que coincidiera con el arribo a las costas orientales de la expedición del yate Granma.
El propio Frank relataría, en apretada y modesta síntesis, lo ocurrido en Santiago de Cuba aquel memorable 30 de noviembre de 1956:



"La ciudad amaneció bajo un tiroteo general. Armas de todos los calibres vomitaban fuego y metralla. Alarmas y sirenazos de los bomberos, del cuartel Moncada, de la Marina. Ruido de aviones volando a baja altura. Incendios en toda la ciudad. El Ejército Revolucionario dominaba las calles y el ejército de Batista pretendiendo arrebatarle ese dominio. Los gritos de nuestros compañeros, secundados por el pueblo, y mil indescriptibles sucesos y emociones distintas. La población entera de Santiago, enardecida y aliada a los revolucionarios, cooperó unánimemente con nosotros. Cuidaba a los heridos, escondía a los hombres armados, guardaba las armas y los uniformes de los perseguidos; nos alentaba, nos prestaba las casas y vigilaba el lugar, avisándonos de los movimientos del ejército. Era hermoso el espectáculo de un pueblo cooperando con toda valentía en los momentos más difíciles de la lucha"

La jornada luminosa del 30 de noviembre, legítima expresión de nuestra más pura tradición combativa, contribuyó a devolverle al pueblo la conciencia de sí mismo. Honda fue la huella que dejaron tras de sí aquellas horas difíciles y decisivas. Alto el precio que hubo que pagar, como la pérdida de tres valiosas vidas: Pepito Tey, Otto Parellada y Tony Alomá, soldados infatigables de la Patria, quienes probaron, con su caída en combate, que para el revolucionario legítimo la muerte no es más que una forma de lucha, una prolongación y un triunfo de la vida. 

Frank País fue el alma de aquella gesta. Toda su energía, su capacidad de organización, su valor y su tenacidad revolucionaria, se consagraron en este objetivo. Esa labor de selección y preparación cuidadosa hizo posible que aquellos jóvenes, que por primera vez vestían el glorioso uniforme verde olivo, no obstante las pocas armas y el escaso parque con que contaban, les propinaran duros golpes a importantes enclaves militares de la tiranía, como las estaciones de la Policía Nacional y de la Policía Marítima de Santiago de Cuba. 

Por imprevisible contingencia, el yate Granma no arribaría a las costas cubanas sino el 2 de diciembre, pero el 30 de noviembre constituyó una victoria moral de la Revolución.

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