viernes, mayo 31, 2019

¡Depende de ti!



Por Sergio I. Rivero Carrasco

Sí, es posible
Sí, hay con qué
Sí, lo vamos a lograr
¡Depende de mí!


Un espejo es suficiente para ubicarte delante de ti mismo y llamarte a la reflexión. Hay ocasiones en que la vida y sus vericuetos llevan a las personas desde edades muy tempranas a agarrar el cigarro como medio de desahogo de “sus problemas”, ya sean emocionales, educacionales, de pareja o simplemente parecerse a los mayores, atraer a las muchachas y ubicarse en el grupo de los “reconocidos”.


Generalmente sucede sobre los 11 años, según estudios muy serios realizados en nuestro país y en otros centros de investigación de Salud, que pretenden conocer al detalle las causas y manifestaciones para desarrollar acciones que reduzcan esta adicción. Adicción, sí, porque la mayoría de los fumadores no reconocen que son adictos, como también son dependientes los alcohólicos, drogadictos, consumidores de medicamentos; solo tienen que darse cuenta que están atrapados de tal manera que la mayoría de las veces no pueden escapar por sí solos.


Una afección de la salud relacionada con los sistemas cardiovascular y respiratorio, ponen las antenas alertas y lo que en otros momentos no se había logrado, en estas circunstancias se puede alcanzar. Utilizar el espejo como el otro yo, a mí me dio resultado. Soy de los que a los 11 años comencé a fumar por algunos de los motivos antes descritos y cuando apenas llegaba a los 30, el oxígeno comenzó a faltar, la circulación a dar síntomas negativos, la presión arterial desde los 14 años, ya me daba qué hacer y entonces... ¡No podía dejar de fumar!


Llegaron los 50 y una angioplastia en la arteria Ilíaca derecha, fue la solución paliativa a los problemas confrontados con la locomoción, entonces, volví a recurrir al espejo, ese que siempre te  machaca con la frase ¡Decídete! ¡Decídete! ¡Decídete!.... ¡Y decidí! Solo faltaba interiorizar la responsabilidad individual en la solución del problema, evaluar el costo beneficio que significaba abandonar el tabaco de una vez y por todas;  la vida me demostró que ante cada situación se impone la fuerza de voluntad para vencer las dificultades y seguir.


Tuve un amigo-hermano, de esos que se quieren como si nos circulara la misma sangre, siempre enfermo, sin aire… Fuma que te fuma, uno detrás del otro. Lo incitaba a dejarlo, le demostré que se podía, lo invité muchas veces a que se llenara de valor por su propia vida, pero nada... No tuvo la voluntad necesaria y ya no está entre nosotros.


La salud es lo más preciado del ser humano, por ella podemos disfrutar las bondades de la vida y aportar con nuestra acción cotidiana a los compromisos familiares y sociales. El ejercicio físico, la salud ambiental y la calidad de vida amparada por un sistema de salud excepcional como el nuestro, paradigma para el mundo, son suficientes para sentirnos orgullosos y hacer cada día un poquitín más por nosotros mismos y por los demás.


Hoy, 31 de Mayo,  “Día Mundial sin tabaco” proclamado por la Organización Mundial de la Salud desde 1989, la mayor contribución que puedo hacer es precisamente invitar a los fumadores a pararse frente al espejo, valorar con altruismo la vida, llenarse de la fuerza de voluntad necesaria ¡Y decidir! Porque depende de mí.

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