viernes, mayo 31, 2019

Por una eterna sonrisa


Texto y foto: Sergio I. Rivero Carrasco

“Los niños siempre conquistan
el corazón de los pueblos”.
José Martí



Como hoy es un día de fiesta universal, hagamos un alto a las complicaciones cotidianas y para hacerle honor,  pongámonos a soñar…


Cerremos los ojos e imaginemos que somos  niñas y niños muy pequeños con la suerte de tener unos padres ejemplares, de esos que se desviven porque nos sintamos bien; siempre presentes en cada una de nuestras realizaciones y dificultades… El consejo oportuno, el llamado adecuado, el respeto a nuestra dignidad como niños y seres humanos.



Supongamos que somos los infantes que también aprendimos a respetar a nuestros semejantes, a las personas mayores, a ser caritativos y solidarios, amorosos y diligentes. Cada día en la escuela, sin  dejar de ser niños y formabamos las lógicas algarabías durante el juego, tratábamos de no irnos a las manos porque era una indisciplina, y sobre todo, éramos amigos.


Sentados unos frente a los otros intercambiamos contándonos hermosas historias de vida, lo que han significado los padres, abuelos y tíos, sobre todo, los hermanos, primos y amigos creciendo en generaciones similares y bebiendo de las experiencias que cada cual ha podido acumular.


Tengamos en cuenta que cuando los de mi generación apenas cumplíamos los cinco o seis años, triunfó la Revolución.  Recordemos cómo vimos a nuestros padres sonreír sin límite, saltar de alegría, abrazarse entre vecinos y cuando los barbudos pasaron en sus tanques y camiones por la carretera central, todo el pueblo estaba allí clamando a Fidel. Nuestras madres emperifolladas, vestidas con saya negra y blusa roja, como la bandera del 26 de julio que alguno de nosotros pudo haber visto escondida en el trasfondo del escaparate antiguo de la casa. 


Ellos nos aseguraron que a partir de ese momento todo iba a ser diferente. ¡Y fue diferente!

Crecimos en un pueblo en Revolución, fuimos protagonistas de las transformaciones y proyecciones con la grey infantil. Una Revolución martiana y fidelista que puso a los niños y jóvenes en el centro de su razón de ser. Siempre fuimos los más importantes por transformar aquel presente y asegurar el futuro. Tuvimos como hoy, una salud y educación gratuita y obligatoria con garantía de llegar a ser obreros calificados, técnicos o profesionales según cada cual fuera capaz de aprovechar las oportunidades.


Esa condición de niños y pioneros de corazón, determinó que desde hace 60 años cada generación haya conquistado el corazón de este heroico y enaltecido pueblo, como bien predijo nuestro Martí, quién además sentenció que “Los niños son los que saben querer; los niños son la esperanza del mundo”, por tanto siempre fuimos importantes.


En este hechizado viaje hemos sentido las más grandes y contrastadas emociones, porque si bien muchos tuvieron similares experiencias a las nuestras con una infancia feliz en nuestro país, otros no. En muchos lugares en el mundo los niños antes, y  todavía se someten a las más crueles vejaciones, abusos, al hambre y mueren por desahucio o enfermedades curables, mientras que  el Estado no se siente responsable de ellos.


Al inicio decía que es un día de fiesta universal porque se celebra hoy el Día Internacional de la Infancia, declarado por la Organización de Naciones Unidas en 1956, con la recomendación de que se instituyera en todos los países para reconocer a los infantes y consagrar la fraternidad y comprensión entre los niños y las niñas de todo el mundo.


Sintamos, con el corazón enaltecido, el orgullo de contar en nuestro país con una infancia segura y feliz, que desde hace varios días han recibido el homenaje y reconocimiento de maestros, padres, familiares y vecinos; Muchas instituciones planifican acciones festivas, venta de golosinas y confituras, se engalanan los centros y áreas del Bulevard para las actividades recreativas y deportivas…, mientras nosotros, bien despiertos ya, continuaremos entregando nuestras vidas si fuera necesario, para que nuestros niños vivan felices, con una eterna sonrisa.






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