Desde hace siete años que los cubanos Gerardo Hernández, Fernando González, Ramón Labañino, Antonio Guerrero y René González permanecen presos en Estados Unidos sin haber cometido ningún crimen y sin causar perjuicio alguno al pueblo norteamericano.
Los Cinco, como son conocidos internacionalmente, fueron condenados por impedir planes de grupos terroristas que operan libremente desde territorio estadounidense.Desde hace medio siglo, Washington ampara desde el estado de Florida una amplia red terrorista contra Cuba, causante de la muerte de miles de personas.
La Casa Blanca los recluta, arma, entrena, financia y protege.
Los sancionados, que no hicieron daño alguno ni estuvieron involucrados en ninguna información clasificada que afectara la seguridad nacional de Estados Unidos, cumplen largas condenas de hasta cadena perpetua en cárceles de máxima seguridad de ese país.
Sin embargo, los grandes medios de información norteamericanos apenas tratan el caso, y más bien callan la inocencia de los Cinco, vertiendo sobre ellos todo el odio irracional de Washington y la mafia de Miami contra la Revolución cubana.
El encarcelamiento de los luchadores antiterroristas contrasta con el caso del conocido criminal Orlando Bosch, uno de los autores de crímenes tan horrendos como la voladura frente a las costas de Barbados de un avión civil cubano con 73 personas a bordo en 1976.
Tras ese asesinato, Bosch solicitó la residencia en Estados Unidos y tanto el Departamento de Justicia como el Sevicio de Inmigración y Naturalización de ese país lo consideraron una persona indeseable.
Pero el ex mandatario norteamericano George H. Bush, a instancias de su hijo Jeb, amigo ferviente de Orlando Bosch, anuló el dictamen contra el criminal y le otorgó la residencia en la Unión.
En la actualidad Bosch camina libremente por las calles de Miami planificando nuevas agresiones contra Cuba, mientras los Cinco Héroes cubanos permanecen en prisiones estadounidenses.
Ahora la Casa Blanca demuestra aún más su pretendida lucha mundial contra el terrorismo, al tratar por estos días de liberar a Luis Posada Carriles, considerado el terrorista más peligroso del hemisferio.
En un mensaje dirigido al pueblo norteamericano el 17 de junio de 2001, los cinco antiterroristas cubanos inquirieron por qué las autoridades norteamericanas toleran que se atente contra la isla, sin adoptar medidas contra los planes denunciados por Cuba.
Los Cinco señalaron a grupos terroristas de origen cubano y a sus mentores en Washington como organizadores de actos para propiciar un conflicto entre ambas naciones, y de promover en el Congreso y el Ejecutivo medidas cada vez más agresivas hacia la Isla.
El mayor servicio que se puede prestar al pueblo norteamericano, indicaron, es liberarlo de la influencia de esos terroristas que tanto daño hacen a Estados Unidos al conspirar contra sus propias leyes.En su alegato de defensa, Ramón Labañino declaró ante el jurado que lo condenó injustamente en Miami: "El terrorismo es el principal enemigo de la seguridad nacional de Estados Unidos".
"Mantener una actitud de inactividad o indiferencia o, peor aún, de complicidad y encubrimiento de los terroristas y el terrorismo, es el peor delito que se puede cometer contra la seguridad nacional de Estados Unidos", sentenció.
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