martes, mayo 07, 2019

El Montané que vive en mi



Por Sergio I. Rivero Carrasco
Durante la década de los años 80 del siglo pasado, mientras laboraba en el Comité Municipal del Partido, tuve el inmenso privilegio de conocer de cerca al pinero insigne y fiel compañero de luchas de Fidel, Jesús Montané Oropesa que no cesaba de crear e impulsar acciones para el desarrollo de la Isla de la Juventud.

Largas jornadas estuvo bien cerca de los primeros secretarios del Partido Arturo Lince, Armando Manresa, y Roberto González o los Presidentes de Gobierno Roberto Ogando, Jorge Víctor Antelo, Miguel Álvarez u Orestes Flores, todos entregados a cumplir con el mandato revolucionario y que aportaron múltiples iniciativas para hacer florecer a esta esta Isla fruto de la obra de la Revolución.

Ese pinero de hablar pausado y cadencioso, siempre preciso y de palabras muy claras, compartía extensas jornadas orientando, ayudando a organizar y hacer avanzar los programas para el desarrollo de su Isla en las comunicaciones como el centro de Televisión de Sierra de Caballos, la planta analógica de la telefonía que aseguró el contacto directo con la capital y las provincias del país, el rescate de las aguas minero-medicinales de la Fe y su funcionamiento como centro de salud, el Instituto de Belleza Bella Isla, uno de los más modernos de esa época en el país, las primeras inversiones en la energía renovable, la construcción del poligráfico Pablo de la Torriente Brau, el apoyo al equipo de Beisbol, por mencionar algunos, junto a su presencia en las sesiones de la Asamblea Municipal del Poder Popular como Diputado por este terruño, era un poco como entregar su corazón al terruño que lo vio crecer como revolucionario antes y después del triunfo, pero que le dio las fuerzas necesarias en la época de Presidio para crecerse como el Fidelista que siempre fue a lo largo de su fecunda vida.

A pesar de su entrega ilimitada, la salud le guardaba en ocasiones una mala jugada con sus
crisis de diabetes y asma, pero en ninguno de los casos se convirtió en obstáculo para crecerse y seguir adelante. Ese espíritu que le impregnó Fidel en la vida, era el mismo que transmitía a los pineros. Así creció el compromiso, legó un ejemplo, un modo de querer al Comandante y cuidarlo en todas sus tareas para que se coronaran con el triunfo, que consideraba, “es la mejor forma de apoyarlo y seguirlo”.

Hoy, cuando han pasado los años y la Revolución evoca a sus héroes, a ser como Fidel, sentimos muy de cerca también las enseñanzas de Montané, el Patriotismo y el profundo amor a su Patria demostrado desde su más temprana edad, cuando al decir del propio Montané: Al llegar a la América Central School, vi que la única bandera que se izaba era
la norteamericana, lo que me afectó extraordinariamente en mi fibra patriótica y martiana. Planteé a la dirección de la escuela que estando esa escuela en territorio cubano, necesariamente había que izar también la bandera cubana, y además cantar el himno nacional como hacían todos los alumnos los viernes en las demás escuelas; eso se logró después de muchas luchas y al fin se izó la bandera cubana en la escuela americana y se cantó el “himno nacional”

En un documental realizado por el canal territorial Islavisión “Montané, un hombre bueno”, del realizador Ismael López, al ser entrevistada Dora Rives, una activa integrante del Movimiento 26 de Julio en la Isla y amiga personal de “Chucho”, como cariñosamente le nombraban sus compañeros a Montané expresó:  “Chucho fue quien buscó la bandera cubana para que fuera izada en la escuela y la hizo ondear en lo más alto del mástil y siempre estuvo vigilante porque la bandera cubana la pusieran a la derecha”.

El 7 de mayo de 1999 cerró sus ojos, a pocos días de haber cumplido sus 76 años, del que conmemoramos hoy 20 años. La última jornada que estuvo Montané en su Isla fue el 1ro. de Mayo de 1999, disfrutando del hermoso y nutrido desfile por el Primero de Mayo, orgulloso de su pueblo y de su gente que tanto hacían por el desarrollo del territorio, y sigue aquí en los jóvenes de la Universidad que lleva su nombre, en los recuerdos que atesora la casa-museo donde radicó su familia y creció el Movimiento 26 de julio, en los periodistas que reciben el Premio por la Obra de la vida que lleva su nombre, o la gran masa de obreros y campesinos de la Empresa Agroindustrial de mayores aportes territoriales en estos tiempos. 







Aún perduran las imágenes de esa jornada junto a Roberto García, primer Secretario del Partido entonces y en otras instantáneas tomadas junto al equipo de beisbol pinero… Pero más que su presencia física perdura su obra, su entrega, su ejemplo, la Fidelidad incondicional al Comandante en Jefe desde la época del movimiento 26 de julio, la clandestinidad, Presidio, el exilio, el Moncada, la Sierra, la Revolución.

Ese es el Montané que vive en mí y en el pueblo pinero, el que estuvo presente en todas las batallas, el que está hoy junto a nosotros con su legado para enfrentar los más grandes desafíos de estos tiempos.

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