El 20 de mayo de 1902 significó un triunfo para la presencia yanqui en Cuba pues la independencia lograda de España no era más que un espejismo. Con el Tratado Permanente los norteamericanos tendrían la prerrogativa de intervenir en el país cuando lo estimasen necesario por lo que puede decirse que solo cambiamos de amo. ¿Cómo fue esto posible?
En el Tratado de París, al finalizar la Guerra hispano-cubano-norteamericana, se estipuló que España con relación a Cuba, renunciaba a la soberanía, pero no habría cesión, sino que quedaría ocupada militarmente.
Estados Unidos era entonces una potencia emergente que cabeceaba para abrirse un espacio en el mundo y tenía, por tanto, un compromiso establecido en la Resolución Conjunta, cuyo primer artículo decía que "el pueblo de Cuba es y de derecho debe ser libre e independiente". Era de suponer que el país norteño encontraría la vía para someternos durante la ocupación militar ya fuera anexándose o logrando fórmulas intermedias de dominación.
No es casual que con la asunción de Leonard Wood, que era un convencido anexionista, al sustituir al gobernador militar John R. Brook, tomara fuerza el concepto de la anexión, pero ello no fue posible gracias a la prevalencia de una mayoría que seguía apegada a los ideales independentistas.
No hubo otro camino que proceder a la creación de un Estado nacional cubano, con la presencia de un apéndice a la Constitución de 1901 que se conoce como la Enmienda Platt, un instrumento político y jurídico dirigido a garantizar un alto grado de dominación sobre Cuba.
El 20 de mayo de 1902 fue el resultado de una estrategia dirigida a hacer cuanto fuera necesario para que los ocupantes se tuvieran que marchar; ese era el objetivo inmediato y se logró. La bandera cubana fue izada y arreada la bandera norteamericana...teníamos himno, bandera y escudo, mas no independencia real.
A la luz de nuestros días, con una Revolución en el poder que lleva 62 años transformando y poniendo al ser humano en el centro de su atención, a diferencia de la existente donde el hambre, la miseria, el desempleo, la insalubridad, el desahucio y las deformaciones económicas, entre otros males, campeaban por sus respetos, no podemos hacer menos que devaluar aquel triunfo en el que no alcanzamos realmente la independencia por la que cayeron en la manigua miles de patriotas.
¿Qué vamos a celebrar un día como hoy los cubanos dignos, los que no somos plattistas, los que tenemos memoria y sabemos qué capitalismo tuvimos, los que de verdad amamos la Patria?... ¡Nada!
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