El hombre es quien crea las tecnologías, no son las tecnologías las que crean al hombre. Es la tecnología creada por el hombre, bien o mal
utilizada se convierte en los múltiples filos que tiene una navaja.
Cuando
en ocasiones muchos adultos oyen hablar
a los muchachos en un “idioma digital” muchas
veces incomprensible para los que no se privilegian de ser nativos digitales y
sí intrusos digitales con enormes retos por vencer, lo más importante que debe
atender muy de cerca es el hecho de ser portadores del pensamiento y el
adelanto científico-tecnológico como paradigma para el desarrollo, pero también
ofrecer una mirada aguda ante el peligro de convertirse en tecnócratas
obsesivos, ajenos al entorno y a la comunicación humana.