Por
Sergio Rivero Carrasco
Imágenes de Archivo
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Nunca
la Isla dejó de ser cubana, solo que la intencionalidad norteamericana no se
hizo esperar y una vez que
Cuba fue ocupada, después de la Guerra Hispano-Cubana-Norteamericana, se abalanzaron
para hacer realidad el viejo propósito de quedarse con Isla de Pinos, lo cual
fue confirmado a principios de 1899, cuando
la Oficina Central de Tierras de la Secretaría del Interior de los EE.UU. lanzó
un mapa donde la isla de Pinos era parte
del territorio estadounidense.
Dos años
después, cuando aparece la ponderada Enmienda Platt, en su artículo VI expresa:
«Que la Isla de Pinos será omitida de los límites de Cuba propuestos por la
Constitución, dejándose para un futuro arreglo por Tratado la propiedad de la
misma». No hay nada más usurpado con total impunidad que el territorio pinero a
Cuba con el propósito de establecer aquí varias de sus bases con importancia
estratégica, como lo hicieron en Guantánamo.