- El canciller cubano, Felipe Pérez Roque, denunció que han trascurrido diez días en que los enemigos de la Revolución no han podido decir ni una sola palabra, después que la revista norteamericana Forbes aseguraba que el Presidente de Cuba estaba entre los hombres más ricos del mundo, y Fidel los convidaba a demostrar que tenía al menos un dólar en un banco, con lo cual dejaría a un lado sus responsabilidades.
El silencio de la Administración Bush y sus secuaces fue impugnado durante la intervención especial para desmantelar ante la opinión mundial la pérfida maniobra imperialista contra la Revolución cubana
Ni Bush, ni la CIA, ni las 33 agencias contrarrevolucionarias, ni los banqueros, ni Forbes han podido responder al emplazamiento de Fidel. Han transcurrido diez días y no han dicho ni una sola palabra, incluso después que el Comandante en Jefe aseguró públicamente que renunciaría a sus responsabilidades, si le encontraban un solo dólar, denunció Felipe Pérez Roque, ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, durante la intervención especial para desmantelar ante la opinión mundial la pérfida maniobra imperialista contra la Revolución cubana.
«Se produce un apagón, y nadie habla ni dice nada. Esa papa caliente nadie la quiere agarrar. ¿Qué hacen ahora con ese emplazamiento? Ellos que han hecho tanto para desaparecer al líder cubano y a la Revolución: más de 600 intentos de asesinatos, guerras bacteriológicas, mediáticas, bloqueo..., ahora que tienen la posibilidad en sus manos según que lo que afirmaron en la revista Forbes, hacen silencio vergonzante.
«Eso es lo más importante: nuestra verdad los ha hecho capitular. Si tuviesen sentido del honor pidieran disculpas por sus infamias».
El canciller cubano, quien aseguró que para él es motivo de satisfacción y honor compartir con Fidel estas horas de la anterior discusión (como también quisieran millones los hombres y mujeres en Cuba y el mundo), recordó que existe una convención de Naciones Unidas sobre el deber de rectificación de los Estados cuando ofrecen informaciones inexactas. En ese caso todos los corresponsales y las agencias de información, explicó, deberían desmentir la calumnia por los mismos medios que publicaron.
«La revista Forbes debería transcribir esta Mesa Redonda completa, con las fotos de nosotros, pero no lo va a hacer, porque todo el mundo sabe que lo que dice es falso. Lo mismo sucede con Bush, quien no es creíble. Todo el mundo sabe que esos telegramitas insulsos que les envía a la gusanera, donde les asegura que va a ‘liberar’ a Cuba, son pura mentira. Por eso solo tiene 30 por ciento de popularidad, porque nadie puede creer en quien es el jefe de un ejército que desaparece, tortura y viola a sus prisioneros. Si no fuera porque representan el sistema que combatimos, no valdría la pena fijarse en ellos.
«Es muy distinto cuando una promesa la hace Fidel. El pueblo y el mundo sabe que él sería incapaz de traicionar
a sus muertos, a los que lo acompañaron en el Moncada, a Abel Santamaría, a Frank País, a los miles que cayeron defendiendo la libertad y la soberanía de esta Isla.
«Bush que ha prometido a la gusanera y al exilio cubano que derrocará a la Revolución y, que supuestamente tiene en sus manos la posibilidad de resolver su gran problema, no ha dicho una palabra. Yo no he visto claudicación mayor en el terreno de la ideas y de la ética que esa. A él, que se cree el dueño del mundo, el presidente de la gran potencia, cuya política es el cambio de régimen en Cuba, se le presenta la oportunidad dorada, esa que no estaba prevista: probar que el Comandante en Jefe tiene al menos un dólar en un banco y hace silencio. Y no calla por decoro o por táctica, sino porque no tiene nada qué decir. Forbes, ese canalla ricachón con sus 1 800 millones de dólares, calla también. No pueden enfrentar el reto. Porque el Forbes es un miserable parado ante Fidel, una montaña de luz que lo encandila».
El también miembro del Buró Político del Partido Comunista de Cuba señaló que lo expresado y lo que expresará, más que las ideas de un ministro del gobierno revolucionario, son las de un militante de fila, las de un cubano que ha tenido el privilegio de vivir estos años de luz para nuestra Patria.
«Estoy convencido, dijo, de que nuestro pueblo no necesitaba que el Comandante en Jefe hiciera una defensa de sí mismo (y no la hizo), porque sabe de lo que se está hablando, y siempre ha confiado en Fidel, incluso cuando casi no se le conocía. Tanto fue así que cuando apenas era el ejemplo y la autoridad que había invocado al Apóstol como el autor intelectual del asalto al Cuartel Moncada, el pueblo presionó para que saliera de la cárcel. La gente siempre confió en Fidel y no lo había visto todavía ejercer el magisterio de la palabra que lo distingue.
«Y digo esto, porque si eso fue así en aquel momento, si confió entonces, cómo será ahora después de más de 45 años de Revolución, cuando Cuba cuenta con más 700 000 graduados universitario y con una población con diez grados de instrucción. Fidel no necesita y no va a necesitar ninguna defensa. Y es que los ríos de tintas que han corrido financiados por los enemigos de la Revolución no han podido apagar esa luz. Fidel no ha venido a salvar su imagen, sino a convertir ese ataque personal en un combate de las ideas que vaya al fondo de este asunto.
«No venimos defender las imputaciones canallescas de estos mediocres, venimos a sumar argumentos en este juicio político. No estamos enjuiciando a la revista Forbes, sino al sistema que ha dado vida a instrumentos como ese para tratar de perpetuarse, para evitar su fin inexorable: desaparecer.
«Ha quedado ampliamente probado que mientras el imperialismo depende de la mentira inescrupulosa, el socialismo acude sin miedo a la verdad. Mientras que el imperialismo el rinde culto al dinero y al individualismo y necesita hacer una lista de ricos para crear una cortina de humo, nosotros defendemos el culto a la dignidad y a la justicia. Mientras en el imperialismo tener dinero es lo que distingue a un hombre de otro, y no sus virtudes, sus aportes y compromisos éticos, en el socialismo el paradigma es la entrega, el servicio a la obra colectiva. Nuestros enemigos no entienden esto.
«Este debate nos ha permitido hablar de cosas de las que no hubiéramos hecho mención. De otro modo, no se hubiera informado, por ejemplo, que los 12 000 regalos valiosos que ha recibido el Comandante en Jefe se hallan en los museos de Cuba. Y es que los imperialistas creen que cada hombre y mujer tiene un precio. No entienden, con su análisis reduccionista, que hay cosas que no se pueden comprar. Y por eso se equivocan».