El presidente del parlamento, Ricardo Alarcón, expresó hoy su indignación por la reciente negativa de Estados Unidos de conceder visas a las esposas de dos antiterroristas cubanos presos en ese país.
Alarcón denunció que el Departamento norteamericano de Estado denegó una vez más la solicitud de Adriana González y Olga Salanueva para visitar a sus cónyuges precisamente al cumplirse este día nueve años de sus arrestos, hecho que calificó de crueldad.
Durante este período, Adriana ni Olga han podido encontrarse con Gerardo Hernández y René González, respectivamente, en virtud de que el gobierno norteamericano viola sus derechos como reclusos.
Según Alarcón, una vez más la administración norteamericana practica la mentira al señalar que ambas están relacionadas con actividades de espionaje, de lo cual -aseveró- tampoco fueron acusados sus esposos.
Mienten porque en algún momento ellas estuvieron controladas por las autoridades norteamericanas y no las acusaron de espionaje, ni de ser un peligro para Estados Unidos, sino que las expulsaron de ese territorio, recordó.
Gerardo Hernández y René González fueron arrestados y procesados junto a Ramón Labañino, Antonio Guerrero y Fernando González por penetrar grupos extremistas en Miami para informar a Cuba sobre sus planes terroristas contra la isla.
El líder parlamentario cubano denunció que una forma de torturar a estos hombres es impidiendo el contacto con sus seres queridos, cuando son merecedores del reconocimiento, el honor y el homenaje por sus servicios a la humanidad.
Alarcón apuntó que en esta fecha en 1998 los cinco antiterroristas fueron asaltados en sus hogares en Miami y luego sometidos a 17 meses de aislamiento continuo, sin que su accionar comprometiera la seguridad nacional de ese país.
Señaló que generales, almirantes y altos oficiales norteamericanos testificaron en el juicio que los cubanos no cometieron espionaje, sin embargo, fueron sancionados a penas extremas, que van de 15 años de privación de libertad a dos cadenas perpetuas.
Contrastó cómo recientemente un oficial del Buró Federal de Investigaciones fue inculpado en Estados Unidos de practicar espionaje por haberse apoderado de 733 documentos secretos y fue condenado a apenas 10 años de cárcel.
La verdad, sentenció Alarcón, es que los cubanos fueron apresados encarcelados y juzgados en un proceso absolutamente grotesco, por la sola razón de sacrificar sus vidas con inteligencia, dado el estado de necesidad de Cuba de defenderse del terrorismo.
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