jueves, junio 26, 2008

EL BARRIL INFLADO


Lágrimas negras, no como la canción y sí por el destile del petróleo por los ojos de los más pobres del planeta mientras se inflan los bolsillos de los poderosos cada vez más, en una desmedida y deshumanizada carrera por el alza de los precios de los alimentos y de los combustibles como el del petróleo que ya ha superado los $140.00 dólares el barril en Nueva York y Londres en una jornada en la que el dólar se depreció más ante el euro y otras divisas; ello provoca subidas sucesivas en todos los mercados y suben también los precios al consumidor en casi todos los países.

Se cierne de nuevo el fantasma de la inflación, motivado en primer término porque la subida de precios, aunque siempre es objeto del debate económico, también constituye uno de los fenómenos económicos conscientemente peor y más inequívocamente analizados, pues las fundamentaciones teóricas de la inflación se utilizan para justificar políticas radicalmente anti sociales.

Por otro lado la inflación no solo tiene causas sino también y sobre todo propósitos porque, en la mayoría de las ocasiones, los grupos con poder pueden mejorar la posición en la distribución de la renta desencadenándola, por lo que no podemos ser tan ingenuos para dejarnos embaucar por los análisis tan torcidos que pueblan los medios y los discursos políticos.

En Europa esta alza se viene produciendo desde la entrada del Euro al escenario económico-mercantil del viejo continente aunque se viene disimulando gracias a la tramposa clasificación de los indicadores estadísticos, continuamente modificados para evitar que adquiera oficialidad la efectiva impresión de pérdida de poder adquisitivo que sienten los ciudadanos.


Estas subidas de precios, tanto en los alimentos como en el petróleo, se está produciendo cuando los especuladores han tenido que dejar los mercados financieros como consecuencia de la crisis inicial de las hipotecas. Siempre habrá una misma doble respuesta ante la inflación que se traduce irremediablemente en una mejora de los beneficios y las plusvalías en el conjunto de las rentas y en la mayor explotación y pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores.

Lo que motiva la inflación, contrario a que los poderosos y los economistas a su servicio nos quieren hacer creer, es el mayor poder de mercado de las empresas. Gracias a él influyen en el gobierno para que acepte tarifas más elevadas, para que no combata las estrategias contrarias a la competitividad y las que despilfarran millones de euros para fidelizar a los clientes y así disfrutar de una demanda más rígida. Gracias a él pueden imponer a sus consumidores precios más altos.

Los del petróleo están subiendo por la misma razón de fondo: porque las grandes corporaciones imponen su ley, porque los gobiernos las dejan hacer, porque hablan y hablan de mercados libres y de competencia cuando lo que existe de verdad son mercados sumamente imperfectos, oligopolios con más poder que los gobiernos y con influencia suficiente en los mercados como para imponer precios que constantemente les garantizan beneficios extraordinarios.


No nos dejemos engañar, siempre tendrán una justificación para NO PERDER y sí aplastar, aplastar y aplastar a los que nada tienen y habría que actuar sobre ese poder antisocial, desigual y nefasto. Lo demás son excusas con un único propósito: hacer que los beneficios suban sin cesar.
Por eso estimados lectores, el barril de petróleo inflado podrá reventar y contaminar a todo el que alcance una gota de su contenido. El desafío lo tenemos los pobres para lograr que la equidad persista en los cubanos y en el mundo para hacer la vida más placentera y justa.

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