Histórica imagen del acto de proclamación de la Isla de la Juventud
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en el que el canciller Raúl Roa pronunció las palabras centrales
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Arribamos este dos de agosto al 30 cumpleaños de la Proclamación de la Isla de la Juventud y parece que fue ayer cuando miles de jóvenes de toda Cuba asaltaron esta ínsula, cual conquistadores, para recuperar lo perdido y avanzar mucho más después de ser casi arrasada por el ciclón Alma.
Aquí, en el fragor de cada dura jornada se agigantaron los valores hasta el sitio donde se ubica el heroísmo cotidiano, ese que Raúl calificó como imprescindible en la clausura de la Asamblea Nacional del Poder Popular en julio pasado, para que la obra también alcance los quilates de quienes la construyen.
Fue así que cuando propusieron a Fidel llamarle a este territorio Isla de la Juventud en el momento en que debía ser inaugurada una gran obra: La presa Viet Nam Heroico, la primera que abrió el camino de la Revolución Hidráulica en 1967; ese día, con mucho acierto, Fidel les respondió que le llamarían Isla de la Juventud cuando la juventud haya hecho aquí algo grande, haya transformado la naturaleza, el pensamiento y la sociedad.
Fue así que la juventud en cada contingente que arribaba ratificaba el compromiso de trabajar Mucho y muy duro, como también nos lo están pidiendo hoy. Y fue entonces el 30 de junio de 1978 que la Asamblea Nacional del Poder Popular aprobó que en ocasión de celebrarse en Cuba el XI Festival de la Juventud y los Estudiantes, se le otorgara a la Isla de Pinos, el honroso nombre de Isla de la Juventud el 2 de agosto de ese año.
Como parte de ese contingente de jóvenes recién graduados que llegamos en 1972 para impulsar la II Revolución Educacional en las escuelas en el campo, sentimos especial regocijo al festejar este excepcional cumpleaños 30.
Fue así que cuando propusieron a Fidel llamarle a este territorio Isla de la Juventud en el momento en que debía ser inaugurada una gran obra: La presa Viet Nam Heroico, la primera que abrió el camino de la Revolución Hidráulica en 1967; ese día, con mucho acierto, Fidel les respondió que le llamarían Isla de la Juventud cuando la juventud haya hecho aquí algo grande, haya transformado la naturaleza, el pensamiento y la sociedad.
Fue así que la juventud en cada contingente que arribaba ratificaba el compromiso de trabajar Mucho y muy duro, como también nos lo están pidiendo hoy. Y fue entonces el 30 de junio de 1978 que la Asamblea Nacional del Poder Popular aprobó que en ocasión de celebrarse en Cuba el XI Festival de la Juventud y los Estudiantes, se le otorgara a la Isla de Pinos, el honroso nombre de Isla de la Juventud el 2 de agosto de ese año.
Como parte de ese contingente de jóvenes recién graduados que llegamos en 1972 para impulsar la II Revolución Educacional en las escuelas en el campo, sentimos especial regocijo al festejar este excepcional cumpleaños 30.
Una muestra fehaciente del quehacer de las nuevas generaciones en el desarrollo de esta Isla de ensueños, de esta tierra que Julius Niherere denominó como El sitio más bello bajo el Sol, es que se yerguen hoy las nuevas escuelas devenidas en facultades de Ciencias Médicas con cientos de jóvenes de Timor Leste, Venezuela, Bolivia, Argentina y Brasil, que se forman como médicos para servir a sus países, representativos de la continuidad de la labor internacionalista de los hijos de esta Isla que conoce del sudor y la savia que enriquece el espíritu .
Los pineros estamos de fiesta, de GRAN FIESTA, porque celebramos la obra edificada y preparamos las mochilas para emprender la nueva etapa de desarrollo, la cual demanda de los brazos de cada uno de nosotros para ser una eterna joven en los próximos 30 años.