El acelerado calentamiento global que sufre nuestro planeta motivado por la irresponsabilidad de millones de habitantes residentes sobre todo en los países ricos, opuestos a la aplicación de políticas más atrevidas que disminuyan en un alto por ciento la emisión de gases tóxicos a la atmósfera además del progresivo agujero de la capa de ozono, exigen pasar de la utopía a la acción y que en realidad se adopten las medidas que estas circunstancias exigen.
De gran importancia se ha evaluado un documento filtrado y publicado por el periódico londinense The Guardian, refiere que los países ricos redactaron un acuerdo secreto en el que se margina a los países más pobres y a las Naciones Unidas, responsabilizando de algún modo, a Estados Unidos, Gran Bretaña y Dinamarca, entre otros, a que no se planteen recortes de emisiones vinculantes, lo cual conduciría a que los países ricos puedan contaminar para el 2050 a casi el doble de los pobres y “Diez mil millones de dólares no alcanzarán para comprar ataúdes suficientes para las personas de los países en desarrollo”, expresó el negociador sudanés Lumumba Stanislaus Di-Aping, Presidente del Grupo G77.
Este ruido mediático recibió la máxima condena en un escenario en el que se esperaban propuestas valientes y enriquecedoras por parte de los países ricos, para juntos transformar la situación existente hoy.
Paralelo a la 15 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP 15), se desarrolla un foro alternativo bullicioso –como ha sido calificado por las acciones de masas que realizan–, en el que participan activamente intelectuales, indigenistas, ecologistas, luchadores y librepensadores de diferentes tendencias, razas, credos, tratando de incidir en que la Cumbre debe ser más humana para considerar a todos los habitantes del planeta sin distinción de ricos y pobres, porque todos corremos la misma suerte como especie en peligro de extinción.
Entre otras propuestas, los participantes en el foro alternativo están exigiendo que los países ricos precisen objetivos más drásticos en materia de reducción de emisiones de gases invernadero, provocadores del recalentamiento del planeta, para las naciones en desarrollo y otros más fuertes aún para los que no firmaron el Protocolo de Kyoto, cuyas metas fueron establecidas para reducir sus emisiones para 2012 a volúmenes 5,2 por ciento inferiores a los de 1990.
Como parte de las actividades del evento, el biólogo y agrónomo Roberto Pérez, de la organización cubana Conservación para la Naturaleza, se refirió con fuerza a que “Las tormentas tropicales arrasan la región del Caribe con una intensidad sin precedentes, lo que agrava el sufrimiento de la ya empobrecida nación insular, atrapada en la trayectoria de los huracanes estacionales”. Baste recordar que en 2008 Cuba fue víctima de cuatro arrasadores huracanes de gran intensidad que causaron pérdidas por 1, 000 millones de dólares, aún sin recuperarse de tal golpe.
Somos nosotros, los habitantes de la TIERRA, los que estamos llamados y obligados a adoptar medidas millonarias con tal de que ellas contribuyan a salvar el Planeta.
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