lunes, noviembre 02, 2015

Una isla orgullosamente cubana (+fotos)


Por Yuliet Calaña
Islavisión



Habitamos y nos habita una isla a la que como dijo el poeta no se llega por naufragio. Un chispazo de tierra que se nutre y abanica en el mar que la rodea. Una ínsula que ofrece a sus visitantes el exotismo de sus playas, sus paisajes y fondos marinos, la calidez y el carisma de su gente.

Vivimos en la isla de los mil nombres. Cuenta su historia fundacional con trazos sinuosos y pintorescos desde las paredes de una cueva, el relato triste de crímenes y castigos desde una circular del Presidio, las páginas de consuelo al joven Martí desde cada rincón de la finca El Abra o las leyendas de filibusteros y tesoros ocultos en la piel de otros Piratas que regresan ahora de chamarretas y spay para saquearnos todas nuestras sonrisas.
Habitamos y nos habita una isla olorosa a azahar que se rehúsa a dejar morir su tradición citrícola. Una tierra de pescadores que surcan cada día los mares en busca del sustento suyo y el de su familia. Una ínsula que reafirma su identidad en un Sucu Suco de Mongo Rives, en el sueño esculpido en una pieza de mármol, en los ideales de hijos ilustres como Jesús Montané y en el abanico de culturas caribeñas que enriquecen la nuestra. 

Una isla tan pueblerina y a la vez tan universal como un cuadro de Kacho, de alegría tan contagiosa como un estribillo de Kelvis, de habitantes tan apasionados como los versos de Paco Mir.

Habitamos y nos habita una isla que no quiso ser inglesa, española ni norteamericana. Una isla, orgullosamente cubana.   









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