Tomado del blog: Descubriendo verdades
Por Freddy Yépez*
Es doloroso y
hasta repugnante tener que utilizar niños para mentir. Cierto que es costumbre
o hábito que padres hablen por sus hijos, piensen por sus hijos y actúen por sus
hijos cuando éstos son pequeños. Lo que no puede ser correcto es poner en boca
de los niños lo que no piensan ni creen ni han dicho. Eso es violarle su derecho
a expresarse por sus propios medios de inocencia. No sé cuántos años tiene el
hijo de Yoani Sánchez ni tampoco conozco cómo piensa o cómo actúa. Es de suponer
que un niño refleja sentimientos o ciertas creencias que vienen determinadas por
influencia de los padres. Eso no es criticable y hasta cierto punto
válido.
No es tampoco ni muy elegante ni muy
recomendable que desde fuera de Cuba alguien se ocupe en desmentir la afirmación
hecha por Yoani Sánchez de que su hijo le pregunta “… si habrá almuerzo hoy”.
Sin embargo, como para buen entendedor pocas palabras, eso se traduce en que su
hijo está pasando hambre. Entonces, si escribo algo al respecto, es por la
sencilla razón que debe salírsele al paso a las campañas mediáticas de que en
Cuba los niños y las niñas pasan hambre, que son desprotegidos del Estado, que
son víctimas de las crueldades del socialismo y que los comunistas comen niños
en carne viva. No respondo por teoría sino por la práctica de conocer las
realidades de Cuba y, especialmente, del trato que reciben los niños y las niñas
de parte del Estado o del Gobierno cubano. Ojalá en las demás naciones del
planeta trataran a los niños y las niñas con el amor y el esmero con que lo
hacen el Estado y la sociedad cubana. En oportunidades en que he viajado a
Cuba, he invertido tiempo en dialogar con niños y niñas tratando de conocer sus
inquietudes en relación con la Revolución Cubana y sus líderes. Nunca algún niño
o alguna niña me dijo que pasaba hambre. ¿Temor a la represión a sus padres?
Cuento de camino, porque si alguna policía es preventiva, es la cubana. Por lo
tanto no creo que el hijo de Yoani Sánchez sea la excepción de la regla, salvo
que la misma madre le niegue la comida.