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martes, junio 03, 2008
El hambre es “mala consejera”
Desde los tiempos en que mis abuelos eran personas maduras, les oía decir que “el hambre es mala consejera”;un hombre hambriento es capaz de hacer cualquier cosa. Las personas con hambre no están aptas para producir, para pensar o actuar.
Este mundo inseguro desde muchos puntos de vista, lo es también en relación con la crisis destapada con la falta y el encarecimiento de los alimentos a nivel global, pero en nuestra región se estima que por el alza de los precios tendremos 10 millones más de personas que caerán en la pobreza y la cifra podría subir a 20 millones si no hay un aumento de este tipo de ingresos.
El Banco Mundial, ha ratificado que los precios de los alimentos subieron un 83% en los últimos tres años y esta crisis alimentaria podría aumentar en 100 millones de personas la cifra total de pobres del mundo y aunque bajarán un poco manteniendo cifras récord, esta práctica se mantendrá al menos por diez años, lo que pondrá a la humanidad frente a una de las más difíciles confrontaciones de la especie por la existencia, si a ello le sumamos las consecuencias del calentamiento global, la falta de sostenibilidad y el desarrollo desigual impuesto por las grandes potencias.
Hoy por hoy, lo que aportan los países ricos al desarrollo alcanzaría a penas para un desayuno de los hambrientos de la humanidad. Hay muchas expectativas en la cumbre, pero más que ello, se necesitan soluciones concretas que enfilen a disminuir la pobreza como una de las causantes del hambre.
El primer objetivo propuesto por la ONU para el Milenio es precisamente erradicar la extrema pobreza y el hambre, pero la pobreza extrema sigue siendo una realidad cotidiana para más de 1.000 millones de seres humanos que subsisten con salarios irrisorios, mientras que el hambre y la malnutrición afectan a un número poco menor de personas, pues hay: más de 800 millones de seres humanos cuya alimentación no es suficiente para satisfacer sus necesidades energéticas diarias.
En el caso de los niños pequeños, la falta de alimentos puede ser peligrosa porque retarda su desarrollo físico y mental y pone en peligro su supervivencia. Más de una cuarta parte de los niños menores de 5 años de los países en desarrollo sufren de malnutrición.
Superar la pobreza y el hambre es un objetivo alcanzable, según expresan las Naciones Unidas en su análisis acerca del cumplimiento de los objetivos, pero ello demanda una voluntad política de las naciones más favorecidas para poder sostener el progreso de las otras. Por ello es importante que en esta Cumbre de Roma los grandes discursos se concreten en medidas políticas a corto, medio y largo plazo para poner fin a la escalada de los precios de los alimentos y su impacto en la población más vulnerable.
Los bolsillos de los pobres están sintiendo muy fuerte la subida de los precios, pero lo sienten mucho más allí donde las familias tienen que destinar tres cuartas partes de sus ingresos a comprar alimentos, un ejemplo de ello es que una subida del 10% en el precio del arroz afecta cuatro veces más a la población de Bangladesh, y es un país importador. ¡Qué dejaremos entonces para los que tienen que importarlo todo para dar de comer a sus pueblos!
No pueden afianzarse los poderosos con sus estrategias, porque el hambre, como “mala consejera”, puede provocar grandes explosiones sociales que den al traste con las políticas arbitrarias y unilateralistas de desarrollo globalizadas por los que encierran en una minuta de manos las mayores riquezas.
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