Por Sergio I. Rivero Carrasco
Como
un gran paradigma y guía de millones de revolucionarios transformadores y
altivos en el mundo, el Che no puede ser un mito, una imagen, una consigna; su
valía radica en que logró ser ese ideal de hombre y revolucionario de todos los
tiempos sin perder las más hermosas esencias del ser humano. Si apreciamos con
detenimiento las imágenes publicadas junto a sus hijos, podemos apreciar el
derroche de ternura y amor que desprenden su mirada en armonía recíproca con
los infantes.