Habitantes de la comunidad trabajan en la terminación de una escuela primaria
Parece que fue ayer, como dice la canción y ya han pasado 90 días exactos del paso del Gustav por la Isla de la Juventud el 30 de agosto de este año.
La mueca, el rostro duro y las lágrimas que afloraban solas a las mejillas de las personas sin que nadie las llamara, fueron quedando atrás.
Un ciclón sucedió a otro y los fuertes vientos que desolaron el paisaje se convirtieron en huracanadas fuerzas de hombres de toda la geografía cubana que en gesto solidario llegaron aquí para restaurar el 96 por ciento del sistema eléctrico destruido, el 94 de las comunicaciones, casi toda la infraestructura industrial en el piso, más de 21 000 viviendas dañadas con derrumbes totales y parciales incluyendo las cubiertas, más una cifra considerable con ventanas y puertas.
Hay que tener presente además, la ausencia de efectos electrodomésticos, colchones, muebles en general en muchas viviendas que sus moradores los vieron volar o navegar entre las aguas; las afectaciones de las embarcaciones de la industria pesquera y la naviera, los sistemas de bombeo de agua para el riego, los campos de cultivo arrasados con todo lo que se había sembrado se mostraban como si se les hubiera dado candela, todos los centros educacionales también quedaron en su mayoría destrozados.
Eso fue el Gustav, calificado por Fidel en su reflexión como un ataque nuclear. Pasarán muchos años, vendrán otras generaciones y los que aún vivan, sentirán las mismas sensaciones que hoy, con el pecho apretado y muy alto el autoestima, cuando relaten lo sucedido en esas jornadas a sus hijos o nietos.
Este pueblo sobrevivió, se engrandeció, se agigantó y ha enfrentado con mucha confianza y optimismo la reconstrucción de esta hermosa Isla.
El día 31 de agosto, con el aeropuerto de Nueva Gerona semi-destruido, arribó el primer avión carguero con hombres y alimentos, al que le sucedieron varias decenas, con días de arribar hasta cinco vuelos con los productos desmovilizados de las reservas de las FAR.
Apenas había pasado el meteoro y ya los linieros de varias provincias estaban en las carreteras parando postes y recuperando las líneas; se instalaron en breves días cerca de 100 de grupos electrógenos para restablecer el servicio eléctrico limitado a una buena parte de los poblados y asentamientos poblacionales.
Gran cantidad de barcos y patanas cargadas de materiales y alimentos han arribado al puerto y establecido una dinámica nueva, ya que no se concibe que los materiales y productos estén más de 24 horas allí sin llegar a su destino.
Raúl cumplió su palabra y el día 17 de septiembre nos dio la sorpresa y por varias horas intercambió con los pineros en el hospital, en la calle en tribuna improvisada, en el puerto, la terminal de ómnibus, el aeropuerto y dijo no ver las caras oscas, reflejan el brillo de la confianza y la sonrisa se recupera progresivamente. Acto seguido nos comprometió a trabajar muy duro para que la Isla quedara más bonita y próspera.
El curso escolar comenzó y para ello varias decenas de viviendas, locales e centros laborales o de la comunidad abrieron sus puertas a los muchachos y a sus profesores para que en la segunda decena de septiembre comenzara con un gran esfuerzo profesional y humano. Los maestros se comprometieron a dar las mejores clases que se hayan conocido, porque ante los desastres solo puede imponerse la voluntad.
Ya más de 3 000 viviendas están recuperadas y mañana se comienza a desarrollar un plan intensivo en el que cinco centros educacionales serán reconstruidos para convertirlos en acogedoras viviendas que darán cobija a cientos de familias que hoy permanecen en condiciones temporales.
Los fines de semana desaparecieron y en jornadas corridas el pueblo se moviliza hacia la agricultura, lo que ha permitido tener los campos sembrados de viandas y hortalizas. Esta misma acción la han hecho los estudianmtes a las instalaciones de la agricultura urbana. Los frutos ya los vemos en la mesa cuando degustamos las sabrosas hacelgas, rábanos, habichuelas, lechuga, pepinos...
Fidel muy sabiamente en esa misma reflexión, aseguró que ningún cubano quedaría desamparado, que lo más importante es el hombre y ya teníamos una asignatura ganada al no permitir que este poderoso huracán nos cobrara vidas humanas. Así ha sido.
La preocupación y constante presencia de la dirección de la Revolución en el territorio, las grandes decisiones materiales para solucionar problemas, no renunciar a los programas ya aprobados de las inversiones y multiplicarlos en las actuales circunstancias, el fortalecimiento alimenticio que recibe la población y durará hasta el mes de marzo, la garantía de una salud y atención a la higiene del pueblo son hechos que hablan por sí solos.
Gracias a la Revolución podemos constatar este avance, por aso, cada día al despertarnos lo primero que debemos hacer es darle las gracias a ella, que bajo la guía y concepción de FIDEL y el Partido, nos ha hecho verdaderamente libres e indoblegables.
Yo les aseguro, mis lectores, que los pineros si tenemos infinitas razones para sonreír, luchar y soñar, a pesar del desastre.
El Gustav no pudo destruir la esperanza, porque entre todos rescatamos la sonrisa.
