Por Umberto Mazzei
Desde el siglo XX, controlar la información sin usar constricción
formal, para limitar el alcance de la mente y del espíritu, obsesiona a
los ambiciosos del lucro desmedido, como lo llamó Adam Smith. Es en
Estados Unidos donde se elaboró el modelo. Allí se redujo al mínimo en
la educación media -la de la masa- la enseñanza de temas humanísticos,
como la historia, la geografía o la filosofía, que son la referencia del
pensamiento crítico.
La idea es impartir sólo el conocimiento necesario para que el
trabajador sea útil, pero ignorante en lo político. Eso permite forjar
en la mente de las mayorías una visión del mundo alejada de la verdad,
pero que la orienta según convenga a la ambición de los dirigentes. El
truco sirve también a gobiernos que sin alharaca electoral tienen una
clase dirigente visible, pero es en las democracias donde es más útil,
porque allí los que de verdad mandan se ven poco, pero usan la
propaganda engañosa para promover sus títeres en los carnavales
electorales.