Por José Manzaneda
Tomado de La pupila insomne
Tomado de La pupila insomne
La
nueva Ley Migratoria de Cuba elimina trámites y facilita la salida del
país. Pero la ciudadanía cubana, en su inmensa mayoría, sigue topándose
con el mismo problema central a la hora de viajar: la sistemática
negativa de visado de entrada a los países de destino (1).
Hay, sin embargo, una pequeña minoría que
no tiene este problema: es la llamada “disidencia” cubana, que tiene
asegurada su visa y costeados sus gastos de viaje por los poderosos
gobiernos que la sostienen. Este pequeño colectivo
es uno de los que más rápido se ha beneficiado, por ejemplo, de la
eliminación del permiso de salida del Gobierno cubano. Éste le era
denegado a apenas el 0,6 % de personas solicitantes, entre ellas
–ciertamente- a una buena parte de los llamados “disidentes” (2).