¿Conocen ustedes el nombre de alguna de las personas que en su sesión semanal de tribunal y verdugo el presidente Barack Obama ordena ejecutar? De los miles de asesinados en los 368 ataques de drones -durante tres años y bajo aprobación presidencial desde la Situation room de la Casa Blanca como revelara recientemente The New York Times- sólo ha resonado en los medios el nombre de Anwar Al Awlaki, un religioso islámico supuestamente vinculado a Al Qaeda, asesinado en Yemen el pasado 30 de septiembre. Ni pensar en los nombres de la aún mayor lista de mujeres y niños que han muerto como daños colaterales en Afganistán, Iraq y Paquistán
bajo el fuego de las armas estadounidenses. Pocas veces nombres como
los de Fátima, “una niña muerta en la noche del 21 de mayo de 2010
cuando una oleada de misiles Hellfire trituró un grupo de casas en una
aldea montañosa del Waziristán septentrional, en la frontera entre
Afganistán y Pakistán” recogida en solom.com llegan a los grandes medios. El diario El País reconoce que la operación en que resultó muerta Fátima fue ”dirigida y ejecutada por la CIA como todas las de este tipo”.